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Efectos de la situación económica en las niñas, niños y adolescentes en Argentina

La situación de la pobreza en Argentina y, en particular de la pobreza que afecta a niñas, niños y adolescentes sigue mostrando un panorama preocupante. Los últimos datos analizados por UNICEF muestran que un 42% de los niños, niñas y adolescentes viven bajo la línea de pobreza (5,5 millones de chicos y chicas) y un 8,6% vive en hogares que no alcanzan a cubrir la canasta básica de alimentos. Por su parte, el 48% de los niños, niñas y adolescentes sufren al menos una privación en sus derechos básicos y fundamentales.

Esto no es algo nuevo. Los desafíos que implica la persistencia de niveles elevados de pobreza, incluso pese a los avances importantes de las últimas décadas, se han mantenido vigentes en la agenda pública, e incluso en las plataformas políticas de la mayoría de los partidos y gobierno. Es una deuda estructural con la infancia y la adolescencia que nos interpela como sociedad y requiere de acuerdos de largo plazo que involucren a todos los actores políticos, acompañados de una sociedad civil movilizada y de un compromiso de las máximas autoridades del Poder Ejecutivo.

En este contexto, la actual situación económica en Argentina plantea retos y decisiones difíciles a los gobiernos y a las familias para hacer frente a un panorama adverso. En los últimos meses, el debate público se ha centrado en el monitoreo de los indicadores macroeconómicos como la baja en los niveles de crecimiento; la depreciación de la moneda nacional; el incremento de la tasa de inflación; el impacto sobre el empleo y la caída de los salarios reales. En este escenario, las familias con niñas, niños y adolescentes son quienes enfrentan los riesgos económicos y sociales más severos, particularmente, en los hogares con bajo nivel de ingresos y/o empleos precarios.

Las encuestas y datos estadísticos captan el nivel y el alcance de la pobreza monetaria y no monetaria en la niñez y para la población en general. Sin embargo, también resulta central conocer en terreno los efectos de la situación económica a partir de las propias percepciones de los niños, niñas y adolescentes, de los miembros de sus familias y los referentes de la comunidad. En este sentido, desde UNICEF buscamos promover el derecho de todos los niños, niñas y adolescentes a expresarse y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta en el debate público y en la toma de decisiones. Por ello, en el marco de la coyuntura económica actual, se ha buscado incorporar su voz para responder a las siguientes preguntas claves: ¿Qué necesidades tienen los niños, niñas y adolescentes y sus familias? ¿Cómo son las 8 respuestas de política pública cuando conciernen a las familias con niños, niñas y adolescentes? ¿Cómo las medidas de austeridad en el gasto público afectan directa o indirectamente a niños, niñas y adolescentes? ¿Cómo viven estos efectos? ¿Qué opinan sobre ello? ¿Han experimentado situaciones o efectos diferentes/específicos respecto de los adultos? ¿Cuáles son las estrategias desde el hogar y las comunidades para hacer frente a la situación económica actual?

En particular, el estudio indagó sobre los cambios que el contexto económico está generando en los ámbitos de salud, alimentación, educación, bienestar económico, acceso a seguridad social y empleo, condiciones del hogar, dinámicas de convivencia social, relaciones familiares, asignación de tiempo, estrategias para enfrentar la coyuntura y el funcionamiento de los programas sociales. A partir de visitas de campo a municipios de distintos puntos del país, específicamente, del Conurbano de Buenos Aires, de las regiones centro, sur y norte se recogió información proveniente de discusiones guiadas con madres y padres, talleres con niñas, niños y adolescentes, entrevistas en profundidad a miembros y trabajadores de la comunidad, visitas etnográficas en hogares, observaciones de campo y visitas a espacios públicos de los barrios.

El trabajo buscó profundizar en los cambios en la vida de la población infantil y adolescente en el último año, temporalidad que se determinó a partir del análisis de las tendencias de los principales indicadores de económicos y sociales.

Metodología y alcance territorial

La aproximación metodológica del estudio es de corte cualitativo y etnográfico, a partir de encuentros presenciales y talleres dialógicos. El protocolo de trabajo consistió en la realización de un estudio de casos en municipios particulares del país para conocer y documentar de primera mano el estado del bienestar infantil, identificar necesidades y derivar recomendaciones puntuales para proteger los derechos de niñas, niños y adolescentes, en el marco de la actual situación que atraviesa el país.

Para ello se realizó un estudio de naturaleza cualitativa, que combina diversas técnicas de relevamiento de información: grupos focales de afinidad, entrevistas en profundidad a informantes clave, entrevistas etnográficas en hogares y talleres de investigación participativa.

El trabajo de campo se realizó durante octubre del 2018, en cuatro barrios o asentamientos de centros urbanos de distintas provincias del país, ubicados geográficamente en el norte, sur, centro y conurbano de Buenos Aires. Los “rapports” con niños, niñas y adolescentes se adhirieron a los lineamientos de investigación ética de UNICEF. Todos los talleres utilizaron metodologías participativas y dinámicas lúdicas adecuadas para cada grupo de edad, con diálogos en tiempo presente y lenguaje positivo. Asimismo, el análisis posee una mirada transversal de género dirigida a identificar si hay efectos diferenciales tanto en mujeres adultas como en las niñas y adolescentes.

 Cabe destacar que, al ser un estudio de casos de carácter cualitativo realizado en algunas áreas geográficas del país, las conclusiones en ningún caso, pueden ser generalizables al total de la población. Asimismo, con el objeto de proteger la confidencialidad de las personas, familias, funcionarios y demás participantes en el trabajo se ha decidido no revelar ninguna información que permita posibles identificaciones y se han reemplazado sus nombres en los casos de las historias de vida.

Principales resultados

De manera general, los resultados del trabajo de campo muestran que, en relación con el año anterior (2017), las principales problemáticas en las familias en situación de vulnerabilidad son el desempleo y la precarización del mercado trabajo, aunado a un déficit habitacional y una precipitada pérdida del poder adquisitivo. Estas situaciones están impactando en la calidad de vida de las familias con niñas, niños y adolescentes, restringen su consumo, y ponen en riesgo su supervivencia, sometiéndolas a una mayor estigmatización y a situaciones de discriminación. A continuación, se sintetizan los principales hallazgos del estudio organizados por ámbito de derechos reconocidos en la Convención sobre los Derechos del Niño.

Nutrición

Los resultados en materia de nutrición muestran que la alimentación y la dieta de las familias de sectores vulnerables está compuesta de forma casi exclusiva por harinas y azúcar. En los relatos obtenidos se resalta que en el último año se han incrementado las restricciones en el consumo de alimentos tanto en su cantidad como en su calidad. Algunas familias saltean comidas, se suprimen comidas grupales de fin de semana, se cocina una única vez por día, los adultos a veces no comen por dejarle el alimento a los niños, niñas y adolescentes, y cambia la composición de la cena. Los relatos dieron cuenta de la eliminación de determinadas comidas por parte de los adultos, principalmente las mujeres: por ejemplo, suprimir la cena y reemplazarla con mate muy azucarado con el objetivo de hacer “rendir la comida” y que esta sea consumida por otros integrantes del hogar, principalmente los niños, niñas y adolescentes. También se señaló una reducción del consumo de alimentos con proteínas de origen animal, sobre todo carne vacuna y lácteos, cuyo consumo es desincentivado por el aumento de precios.

La canasta de alimentos disponible en los hogares de las comunidades que participaron del estudio depende en gran medida del acceso a bolsones, cajas de alimentos y apoyos alimentarios gubernamentales. Diferentes referentes manifestaron que estas ayudas no alcanzan a cubrir las necesidades alimentarias de las familias y la 12 provisión de alimentos resulta insatisfactoria y de mala calidad nutricional. Funcionarios locales resaltaron que los apoyos que los gobiernos reciben desde organizaciones de la sociedad civil y empresas han disminuido en cantidad y variedad, lo que se traduce en menos alimentos entregados.

Esta información proviene de los testimonios de las familias que reciben los apoyos alimentarios y también de quienes organizan sus entregas, que reconocen incluso haber negociado con las familias los alimentos suprimidos, es decir, que las familias definen los alimentos menos importantes para ellos. Sobre los programas locales de “precios cuidados” se observa que, últimamente, no alcanzarían a cubrir alimentos como carne, frutas y verduras, y hay plazas, como la visitada en la región norte, en las que se argumentó que el programa es prácticamente inexistente.

 En los merenderos y comederos de las comunidades visitadas se ha incrementado el número de asistentes y se observa una mayor apetencia de comida, producto de la ausencia de alimento en los hogares. En paralelo, niños, niñas y adolescentes manifestaron “sentir hambre”, de forma somática, la cual se expresa en trastornos del apetito, dolores de cabeza, entre otros. Los referentes de comedores y el personal de salud entrevistado mencionaron un incremento de los padecimientos vinculados al hambre producto de la escasa o mala nutrición.

Salud

En el trabajo de campo se observó que en las familias en situación de vulnerabilidad son recurrentes los padecimientos crónicos tanto en los adultos como en los niños, niñas y adolescentes. Las afecciones más mencionadas fueron las enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA), principalmente gastroenteritis y diarreas, posiblemente asociadas a las prácticas de búsqueda y recolección de desperdicios en basurales. En las plazas con mayor densidad demográfica del estudio, se explicó la recurrencia de padecimientos o enfermedades asociadas al medio urbano y a deficiencias infraestructurales como alergias respiratorias y afecciones dermatológicas.

Específicamente, en la plaza de la Zona Sur del país, se observaron enfermedades vinculadas a los déficits habitacionales en materia de calefacción y aislación térmica como cuadros respiratorios y migrañas crónicas. Se señaló que en el último año se han enfrentado mayores dificultades para combatir estas enfermedades, por ejemplo, para dar continuidad a los tratamientos crónicos debido a un menor suministro de medicamentos, al aumento del precio y a problemas para conseguir un turno de consulta médica.

Adicionalmente, referentes de los comedores comunitarios y personal de centros de salud, en comparación con el año 2017, observan con mayor frecuencia problemáticas de malnutrición; ya sean obesidad infantil y posibles cuadros de desnutrición.

Respecto de la salud mental, se identificó el aumento del malestar psicológico expresado en problemas de conducta, manifestaciones de ansiedad y déficit de atención en niños y niñas. Mientras que en los y las adolescentes se observó un mayor estrés y alteraciones del estado de ánimo. En esta línea, los actores clave en el territorio confirmaron un incremento en el último tiempo de manifestaciones de violencia en adolescentes, cuadros de alcoholismo y depresión.

En todas las plazas visitadas, se señaló una disminución de la capacidad de cobertura estatal debido a los recortes de gasto público y a la reducción del personal en salud. Los agentes estatales relataron sentirse actualmente colapsados por el aumento de la demanda y desprovistos de herramientas de intervención por el recorte en la cantidad de medicamentos, provisión de vacunas gratuitas, mantenimiento de los equipos e instrumental médico.

Respecto a la salud reproductiva y embarazo adolescente, se destacó la continuidad en la atención durante el embarazo y el parto. En cambio, se ha visto disminuida cobertura estatal de los programas de prevención del embarazo y anticoncepción y poca penetración de iniciativas de promoción de la lactancia materna. También se señaló cierto empeoramiento en los servicios de atención posnatal y pediatría infantil debido a recortes del personal de salud.

En la plaza de la Región Norte, donde la tasa de embarazos adolescentes es mayor que en las otras relevadas en el estudio, después de los partos se observa una reducción del acompañamiento y la atención materno-infantil. Allí son más escasos y limitados los dispositivos disponibles para la contención de las madres y acompañamiento del puerperio, la lactancia y alimentación. Por otro lado, hay evidencia de un incremento reciente de la violencia doméstica y el malestar psicológico producto de los desafíos que impone la coyuntura. Adicionalmente a las dificultades relacionadas a no asumir económicamente la jefatura del hogar, los y las adolescentes presentan dificultades para asumir las responsabilidades y las tareas de cuidado que implican la maternidad y paternidad. Esta situación, al igual que en el caso de los adultos, es más marcada entre los varones, que asumen en menor medidas las tareas de cuidado.

Educación

Todos los niños, niñas y adolescentes que participaron en los grupos focales, como aquellos que pertenecían a las familias que participaron en el estudio, se encontraban escolarizados en sus niveles correspondientes, más allá de algunos problemas de repitencia. Se presenció un esfuerzo evidente de parte de las instituciones educativas visitadas en generar acuerdos organizacionales informales que tienden a flexibilizar el régimen y la reglamentación bajo la perspectiva de “no perder” estudiantes.

No obstante, se estarían presentando situaciones de abandono escolar, específicamente en las transiciones del nivel primario al secundario. Uno de los motivos de abandono, según lo señalado por los educadores entrevistados, es que las adolescentes asumen responsabilidades de cuidado de hermanos e hijos, acompañamiento a adultos mayores y, mayormente entre los adolescentes varones, incorporación al mercado de trabajo.

Por otro lado, en las escuelas de barrios populares manifestaron la necesidad emergente de brindar más funciones de cuidado integral, entre las cuales se incluye la alimentación y la detección de problemáticas emocionales, psicológicas y cognitivas.

En este sentido, se estaría reflejando cierto impacto de la coyuntura económica y social en estas escuelas en el incremento de problemáticas que manifiestan los niños, niñas y adolescentes. Por otro lado, los referentes también indican dificultades relacionadas a la escasez de material didáctico, útiles y equipamiento. Es decir, las escuelas de barrios precarios estarían gestionando cada vez más problemas de escasez y precariedad, con menos recursos, programas y dispositivos.

Protección Social

Como fue mencionado, la economía de las familias que participaron en el estudio estaba determinada por contar con un empleo informal, la inestabilidad y la fluctuación de sus ingresos y una proporción importante del ingreso familiar provenía de programas de transferencia de ingresos que ven reducido su poder de compra debido a la inflación.

En relación a la protección social, los relatos relevados mostraron la incorporación de los participantes del estudio a los sistemas de financiamiento y bancarización de su consumo. Algunos señalaron, por ejemplo, usar las tarjetas de débito asociadas a la AUH (Asignación Universal por Hijo) y haber obtenido, en el último año, préstamos de ANSES cuya cuota se descuenta de esta prestación.

En el periodo del estudio, diferentes mujeres relataron la insuficiencia del monto de la AUH y otros programas, que generaba la puesta en práctica de las mencionadas estrategias como el fiado, la venta de bienes propios, el trabajo infantil y la restricción severa en las compras de insumos básicos para el funcionamiento y bienestar del hogar. Adicionalmente, algunas mujeres mencionaron que “ponen a trabajar la asignación” usándola para comprar insumos para la venta de productos e incrementar los ingresos.

A pesar de la mencionada pérdida de poder adquisitivo, en el momento en que se realizó la investigación, se observó que la AUH era la política nacional de mayor alcance tanto por su cobertura como por el peso de la transferencia monetaria en la conformación del ingre- “Yo pongo a trabajar la asignación, cuando me llega compró harina, preparó panes y salgo a venderlos.” (Madre, participante de grupo focal) 20 so. Durante la investigación (que tuvo un alcance estrictamente urbano), no se identificaron mayores problemas en la inscripción al programa, cuando las personas cumplían con los requisitos de ingreso, salvo las dificultades que implica el otorgamiento de turnos en ANSES por vía web (persistencia de la brecha digital).

Conclusiones y recomendaciones

Argentina enfrenta actualmente una situación económica compleja, tanto desde el punto de vista de los indicadores macroeconómicos como en relación a los indicadores sociales y las condiciones de vida de una parte importante de la población. En particular, los últimos datos analizados por UNICEF muestran que más del 40% de los niños, niñas y adolescentes viven por debajo de la línea de pobreza y casi la mitad sufren privaciones en al menos uno de sus derechos.

En este escenario, las familias con niñas, niños y adolescentes son quienes enfrentan los riesgos económicos y sociales más severos, particularmente, en los hogares con bajo nivel de ingreso o empleos precarios. La pobreza en la infancia y adolescencia es una deuda estructural que enfrenta el país y que requiere de acuerdos y compromisos de largo plazo.

Este estudio buscó recabar información sobre los efectos que la situación económica actual está teniendo en los niños, niñas y adolescentes y sus familias. Y buscó hacerlo a través de un abordaje cualitativo, que permitiera dar una plataforma para que la voz de los propios niños, niñas y adolescentes sea escuchada. Se indagó acerca de los cambios que el contexto económico está generando en los ámbitos de salud, alimentación, educación, bienestar económico, acceso a seguridad social y empleo, condiciones del hogar, dinámicas de convivencia social, relaciones familiares, asignación de tiempo, estrategias para enfrentar la coyuntura y el funcionamiento de los programas sociales.

En general, se observó que en relación con el año anterior (2017) las principales problemáticas que enfrentan las familias en situación de vulnerabilidad son el desempleo y la precarización del mercado trabajo, aunado a un déficit habitacional y una pérdida del poder adquisitivo. Estas situaciones están impactando en la calidad de vida de las familias con niños, niñas y adolescentes pues restringen su consumo, ponen en riesgo su supervivencia y las someten a una mayor estigmatización y a situaciones de discriminación. Destaca, además, que en este contexto la mayoría de estas estrategias de supervivencia son decididas y puestas en marcha por mujeres, recayendo sobre ellas la responsabilidad de administrar los escasos recursos y hacer frente a la situación de empeoramiento de la economía del hogar. Contar con un sistema público de cuidados de calidad y promover una distribución más equitativa de las tareas domésticas y de cuidado (tanto hacia el interior de los hogares como hacia afuera) es todavía un desafío pendiente que permitiría, a la vez, asegurar los derechos de los chicos y chicas, evitar situaciones de abandono escolar de niñas y adolescentes debido a responsabilidades de cuidado y una mayor inserción laboral femenina con su consiguiente efecto en la reducción de los niveles de pobreza infantil.

Los niños, niñas y adolescentes son los últimos responsables de la situación económica y, sin embargo, están sufriendo sus consecuencias de una forma tanto o más grave que otros grupos etarios. Enfrentan situaciones de empeoramiento en la calidad de su dieta y menor acceso a alimentos, dificultades en el acceso a medicamentos, mayor exposición a situaciones de violencia (familiar e institucional), maltrato, consumo problemático. Deben insertarse más tempranamente en el mercado de trabajo y asumir mayores responsabilidades de cuidado, con consecuencias en sus posibilidades de ejercer su derecho a la educación y al ocio. Algunos chicos y chicas expresaron sentir miedo e inseguridad y mostraron disposición para apoyar sus familias y hacer esfuerzos o “sacrificios” a manera de ayuda. El problema del desempleo y las preocupaciones de los jefes y jefas del hogar, incrementan el riesgo de abusos y maltrato hacia los niños, niñas y adolescentes y el clima anímico en los hogares tiende a ser negativo, lo que requiere prestar particular atención a las intervenciones de protección integral y acompañamiento a las familias.

Esta situación requiere de acciones inmediatas y sostenidas. Invertir recursos para ayudar a que los niños, niñas y adolescentes sobrevivan y desarrollen plenamente su potencial es, ante todo, un imperativo moral y un derecho. Pero también redunda en un beneficio de las economías y las sociedades. La infancia es el momento más oportuno para romper el ciclo de la pobreza, o para impedir que este ciclo comience (UNICEF, 2018). Frente al aumento en la necesidad de prestaciones y apoyos sociales en salud, nutrición, educación, cuidado y protección es indispensable mantener y expandir el gasto público destinado a niños, niñas y adolescentes para amortiguar los shocks económicos en los hogares más vulnerables.

En el contexto actual, los servicios dirigidos a niñas, niños y adolescentes y a sus familias son indispensables para hacer frente a una situación económica de mayor austeridad. No sólo se trata de priorizar las transferencias directas a las familias con chicos y chicas, sino también proteger los recursos para garantizar la continuidad de los servicios de salud, del sistema educativo, de los servicios de cuidado y los servicios de promoción y protección de derechos. Mantener la provisión de servicios públicos de calidad constituye un elemento fundamental para el ejercicio efectivo de los derechos de la niñez en Argentina.

Finalmente, los testimonios recabados demuestran la importancia de que las políticas públicas y los sistemas de protección social se refuercen tanto en situaciones de contracción económica como en momentos de recuperación. La inversión en programas y servicios dirigidos a la infancia, utilizando instrumentos ya conocidos con probada efectividad, puede tener un enorme impacto tanto en el presente de niñas, niños y adolescentes como en el desarrollo a largo plazo.

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