La ciudad de Mar del Plata amaneció este jueves con un ritmo inusualmente bajo. Calles semivacías, menos autos, y un ambiente más parecido a un feriado que a un día hábil. El motivo: la falta de suministro de gas en distintas zonas y la suspensión de las clases, que alteraron por completo la rutina diaria.
Desde temprano, en las calles del centro apenas se veía circular algún que otro auto. Los bares y confiterías abrieron sus puertas por la mañana, luego de que el Municipio resolviera restringir su funcionamiento durante la noche. La imagen matutina fue la de locales abiertos, pero con escasa clientela y empleados acomodándose a la nueva situación.
Otro sector afectado es el de los taxis. La mayoría de los vehículos del rubro funcionan a GNC, por lo que la escasez de este combustible dejó a muchos choferes fuera de circulación. Eso se traduce también en menos tránsito, menos paradas activas y una ciudad todavía más tranquila.
El corte de gas, una medida tomada por la distribuidora para priorizar el consumo domiciliario en medio de la ola de frío, impacta en cadena sobre distintas actividades: desde el transporte hasta la gastronomía, pasando por la educación.
En ese contexto, Mar del Plata transita un día atípico, con el termómetro marcando bajas temperaturas y el ritmo urbano muy por debajo de lo habitual. La expectativa ahora pasa por ver cómo sigue la situación en las próximas horas y si el suministro logra normalizarse.
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