Mirador Virtual Mobile

Condenaron a los dos imputados por el crimen de Mansilla

El Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 condenó a los dos imputados por el crimen de Luis Mansilla, el joven de 19 años asesinado en abril de 2023 en la periferia de Mar del Plata.

En un fallo unánime, y en sintonía con lo planteado por la fiscalía, los jueces Gustavo Fissore, Federico Cecchi y Roberto Falcone condenaron por los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, en concurso ideal con cuatro tentativas de homicidio a Lucas Fernando Leonel “El Guachín” Paliza (29) y a William Nahuel “Coqui” Pérez (32) a las penas de 16 y 15 años de prisión respectivamente.

Los jueces entendieron que ambos imputados fueron coautores en el crimen de Mansilla, con la diferencia que Paliza fue el tirador y Pérez quien manejaba la moto en la que persiguieron al joven y el resto de sus amigos.

Cabe recordar que el fiscal Germán Vera Tapia, en su alegato, había pedido condena de 25 años para Pérez y de 20 para Paliza; mientras que la defensora oficial Laura Solari la absolución de ambos.

Robo de moto y “justicia” por mano propia

El crimen de Mansilla está signado por la violencia que se vive en la periferia de Mar del Plata y el modo en que resuelven los conflictos en esos márgenes de la sociedad: que ante la ausencia del Estado apelan a ciertos “códigos barriales” que engendran enfrentamientos entre grupos antagónicos disfrazados de una errada noción de “justicia por mano propia”.

La génesis del crimen de Mansilla tiene lugar el sábado 1° de abril de 2023, cuando “El Guachín” Paliza fue víctima del robo de una motocicleta Honda Twister en el barrio Las Heras.

Paliza junto a Pérez y otros dos amigos: Leonardo Enrique “Huevo” Duhalde y a Agustín “Gordo Melman” Opychanny iniciaron una “investigación” barrial para localizar la moto y hacer “justicia por mano propia”. Tras “apretar” a algunas personas, obtuvieron el dato de que en el robo de la moto habría estado involucrado un joven llamado Lautaro. Entonces decidieron dirigirse en un Volkswagen Gol hasta la casa de la suegra y pedir explicaciones. Poco después de esa “visita” la casa fue atacada a tiros, por lo cual la suegra del acusado del robo optó por mudarse.

El flete lo realizaron dos jóvenes en un carro tirado por un caballo y cuando se dirigían con la mudanza hacia el barrio Autódromo fueron interceptados por el mismo automóvil Volkswagen Gol. Allí, bajo el arco de 238 y ruta 88, los humildes fleteros fueron obligados a subir al vehículo. Se les exigía información sobre “Lautaro”, que era el cuñado de uno de los secuestrados.

Dentro del Gol las víctimas fueron golpeadas por sus captores e incluso también amenazadas con ser abusadas sexualmente. En esas circunstancias los captores tomaron fotografías que luego enviaron a un familiar de los fleteros para certificar que se trataba de un secuestro y que si no aportaban datos sobre la moto Honda Twister los iban a matar.

Durante varias horas, cuatro hombres que serían Paliza, Pérez, Duhalde y Opychanny retuvieron a los dos jóvenes en distintos lugares de la periferia de Mar del Plata. En ese lapso, uno de los secuestrados fue golpeado con un arma para sustraerle el teléfono, el mismo con el que enviaron los mensajes a los familiares. También lo amenazaron con terminar con su vida al obligarlo a vestir un chaleco antibalas que le dijeron que lo iban a probar, a la vez que en un descampado lo rociaron con nafta mientras generaban chispazos con un encendedor.

En la noche de ese sábado fue liberado el dueño del carro en la plaza del barrio Autódromo, mientras que el otro fletero fue retenido toda la madrugada hasta que fue abandonado en la ruta 88. Por este hecho, los cuatro asumieron su culpa en un juicio abreviado.

El grupo integrado por Paliza, Pérez, Duhalde y Opychanny siguió el lunes con su objetivo de conseguir datos para localizar la moto Honda Twister. A las 17, aproximadamente, Luis Mansilla se hallaba en la vereda de su casa en William Morris al 6100 junto a algunos amigos, entre ellos Nicolás Giménez, quien tenía consigo una motocicleta Honda Tornado.

Al lugar llegó un Volkswagen Gol con cuatro ocupantes y quien que iba en el asiento del acompañante descendió con un arma para sustraerle a Giménez el rodado. En esa maniobra los ladrones efectuaron disparos que fueron escuchados, incluso, por el padre de Mansilla, quien le dijo a su hijo que no saliera de la casa ni que fuera a ayudar a sus amigos, advertencia que no sería tomada en cuenta.

El propósito del grupo del Gol fue robarle la moto a Gimenez (moto que a su vez era robada) para que dijera luego dónde estaba la Honda Twister.

Una vez que se quedaron solo los jóvenes, en vez de ir a la policía a denunciar lo sucedido, decidieron ir en busca de la Tornado en una suerte de intento de justicia por mano propia. Para esto, el primo de Mansilla le pidió el Peugeot 308 a su padre. A ese vehículo ascendió Mansilla, su primo (el conductor), Giménez y otros dos jóvenes más, entre ellos un menor de edad. Los jóvenes dieron vueltas por el barrio El Martillo, Las Heras y San Martín hasta que “recordaron” dónde vivía uno de los ocupantes del auto.

La idea era ir a pedirles “explicaciones” a Agustín Opychany alias el “Gordo Melman”, dueño del Volkswagen Gol y uno de los ladrones. Por eso se dirigieron hasta su casa, ubicada en un sector del barrio Las Heras, a la que además, según quedó demostrado en el juicio, le dispararon. Desde la vivienda tomaron ese reclamo como una ofensa y salieron dos hombres, Pérez y Paliza, en la motocicleta robada a Giménez y empezaron a perseguirlos.

“Les gusta amenazar en mi casa, los voy a matar a todos“, les habría gritado Paliza con una pistola 9 milímetros en la mano al momento de perseguirlos.

Al cabo de algunas cuadras los ocupantes de la Honda Tornado dispararon contra el automóvil. Nueve impactos de bala encontrarían los peritos en el Peugeot. En esa secuencia, uno de los proyectiles ingresó por la luneta y dio de lleno en la cabeza de Mansilla, quien estaba sentado en la parte trasera, en el medio.

Los primeros dos detenidos del caso fueron Opychany y Duhalde, ya que sospechaba que eran los motociclistas que atacaron el auto en el que iba Mansilla. Pero poco después se descartó esa posibilidad ante la prueba reunida de que estaban en otro sitio, por lo que la acusación se dirigió indiscutiblemente hacia Paliza y Pérez, finalmente imputados, procesados, detenidos y ahora condenados.

FUENTE: La Capital

Comentarios

comentarios