Cada 25 de septiembre se conmemora el Día Nacional de la Ballena Franca Austral y el 28 de septiembre se cumplen 40 años de la sanción de la ley que la declaró Monumento Natural de la Nación.
Ricardo Bastida, biólogo marino, realizaba una de sus recorridas habituales por el sector costero de Mar del Plata, cuando vio algo que llamó su atención. A través de sus binoculares observó una aparición casi “fantasmal”: divisó desde Playa Gramde el salto de un animal de gran tamaño en cercanías del acceso al puerto. Nunca antes, hasta ese martes 1° de septiembre de 1970, había visto un animal de esas características. Más tarde, llegaría a la conclusión de que se trataba de una ballena franca austral, una especie que se consideraba “extinguida” en la costa de la provincia de Buenos Aires.
Paradojas de la vida y de la profesión, fue en Mar del Plata y no en Puerto Madryn, fue en Playa Grande y no en Península Valdés, donde el biólogo realizó el primer avistaje de una ballena franca austral, un animal hasta entonces desconocido para él. Más adelante, en Puerto Madryn, tendría oportunidad de verlas en cantidad, a medida que crecía la población de ballenas, y colaborar en la realización de censos aéreos desde 1979.
De aquella jornada de 1970 pasarían seis años hasta volver a verlas en la costa marplatense, el sábado 24 de julio de 1976. Pero a partir de allí, Bastida e integrantes de su equipo han registrado todos los años al menos un avistaje de ballena franca austral en nuestra costa.
54 años más tarde de ese 1° de septiembre, la especie goza de un buen estado de conservación en el hemisferio sur. Sus poblaciones crecieron en gran ritmo en las últimas décadas, y no solo se las puede ver en sus colonias reproductivas, sino también se las puede observar al transitar su ruta migratoria frente a la costa de Mar del Plata (y el sudeste bonaerense).
El crecimiento del número de avistajes en el partido de General Pueyrredon es contundente. Mientras en la década de 1970 se realizaron siete avistajes de ballena franca austral, en la década de 1980 los registros saltaron a 55. Luego de una meseta en las décadas siguientes, 43 avistajes en la década de 1990 y 53 en la década del 2000, las cifras se cuadruplicaron: 229 en la década del 2010. Y la tendencia sigue en alza. Los primeros cuatro años de esta década (2020-2023) superaron ampliamente esa marca con 350 avistajes de ballenas y el récord anual se produjo en 2023 con 90 avistajes. Hasta el momento, 2024 es un año de gran tránsito de ballenas frente a nuestra costa.
“La mayor presencia de animales está directamente asociada con el aumento poblacional. El número de nacimiento de ballenas francas en los dos centros reproductivos, la isla de Santa Catarina (Brasil) y la Península Valdés, que es el núcleo de la población del Atlántico sudoccidental, ha aumentado sostenidamente durante más de 20 años. En estos momentos, se está estabilizando, pero ha habido un gran aumento con una tasa superior al 5 % anual”, cuenta a Citecus Diego Rodríguez, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMdP.
Mientras en la década del 80 nacían unos 50 cachorros por año en Península Valdés, en los últimos años los nacimientos superan en más de 10 veces esa cifra. “Eso se ve directamente vinculado con la tasa de aumento de avistajes en la provincia de Buenos Aires y en otras zonas, como la costa uruguaya o el sur de Brasil”, añade Rodríguez.
Ricardo Bastida recuerda que la mayor cantidad de ejemplares que registraron en Península Valdés, en los censos de finales de los 70 y en los 80, fue de alrededor de 300 ejemplares, y el censo de agosto de 2024 dio 1.468 ejemplares.
Se estima que varios siglos atrás, pasaban ballenas en gran número frente a la costa marplatense y el sudeste bonaerense, pero la actividad ballenera que se desarrolló intensamente en los siglos XVIII y XIX llevó a la especie al borde de su desaparición. Las acciones para conservar a la ballena franca austral en la segunda mitad del siglo XX favorecieron su crecimiento poblacional y generaron el actual auge de avistaje de ballenas, durante su ruta migratoria, en la costa de Mar del Plata.
Fuente: Citecus