Una joven de 22 años que se encuentra embarazada denunció que fue encerrada por su pareja que la golpeaba y amenazaba con matarla si se iba de la casa. Después de tres días de encierro, la víctima logró escapar.
Cuando M tuvo sospechas de que podía estar embarazada decidió irse de la casa. Las agresiones eran frecuentes pero esta vez sintió más miedo que nunca y se fue a Balcarce sin decir nada. Pero después de una semana y con las promesas que le hizo su pareja de que cambiaría y que todo iba estar bien, volvió a la casa del barrio La Herradura.
A los pocos días las promesas se desvanecieron y las agresiones se multiplicaron. La joven aseguró que su pareja comenzó a agredirla física y psicológicamente. E incluso, la violencia aumentó cuando confirmó que estaba embarazada.
En la denuncia radicada el 19 de junio en la comisaría decimosegunda, M cuenta que el hombre la agarró del pelo y le dijo que no se iba ir a ningún lado porque ese hijo era de él y que no le iba a pasar lo mismo que pasó con sus otros hijos. Luego la llevó a la habitación, la tiró al piso y le apuntó a la cara con una escopeta recortada. «Te voy a matar si vos me sacás a mi hijo. Te voy a matar puta de mierda, sos igual a las otras», le dijo el agresor.
Desde ese día, el hombre cerró las puertas con llave cada vez que se iba para que M no pudiera irse. El hombre ya había tenido problemas con la policía. Su casa anterior había sido allanada por una causa de amenazas con arma de fuego y la mujer asegura que vende drogas.
En la denuncia consta que M vio varias armas de fuego en la casa. Según su relato, había un revólver, una pistola 9 milímetros y una escopeta recortada.
El miércoles pasado, el agresor no sacó la llave de la puerta y se quedó dormido. M aprovechó la distracción de su captor, tomó algunas pocas cosas y se fue a la casa de su padre. Ese mismo día hizo la denuncia, pidió una orden de restricción de acercamiento y dijo que «teme por su vida porque su expareja es capaz de matarla y que va tomar represalias», según consta en la denuncia.
La causa, caratulada como privación ilegitima de la libertad y amenazas agravadas, quedó en manos del fiscal Leandro Arévalo.
Fuente: MI8