La Organización Mundial de la Salud recomienda usarlo cada dos horas. Un pote cuesta hasta 900 pesos
Una familia tipo gasta no menos de 1.000 pesos en un kit que los proteja a todos sus integrantes del sol. Si además ellos usan algún gel post solar, y el equivalente labial, la cifra puede subir a $ 1.500, o incluso más. Y si se lo aplican como indican la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad de pesos invertidos podrían duplicarse. Los veraneantes y los que trabajan expuestos al sol en la playa son cautivos del negocio de la salud de la piel. El costo de omitir la prevención es alto: en Argentina se detectan por año 1.400 casos de melanoma, el cáncer de piel más agresivo, y casi 600 muertes.
Pero la inflación (48% anual, según estimaciones) pegó alto en este segmento de productos. En Pinamar comprar un pote de protector cuesta entre 350 y 900 pesos, según la marca y el factor. Un recipiente de 200 centímetros cúbicos de una marca buena para la piel salía $ 280 en enero de 2018, y actualmente está cerca de $ 500 en promedio.
La OMS recomienda untarse cada dos horas o después de «trabajar, nadar, jugar o hacer ejercicio al aire libre». «El protector es ineludible, y si se lo usa correctamente una persona de tamaño promedio gasta 200 gramos cada semana», estima María Inés Hernández, integrante de la Sociedad Argentina de Dermatología.
«Están muy caros, la gente se queja, pero no le queda otra», admite Julieta, farmacéutica del centro de Pinamar, sobre la calle Shaw, donde venden tres de las marcas más populares y en esa elección, la comerciante ve una tendencia en los últimos años: «Se elijen las marcas relacionadas a lo medicinal más que a lo estético, pero incluso acá los que vienen buscan precios».
Laura Aramayo, salteña, está embarazada de siete meses y es mamá de un nene de 7. Vino a estas costas a pasar las Fiestas y fue precavida: «Lo compré en Wilde, donde vivo, porque es un poco más barato, pero a nosotros nos duran 15 días, y además tenés que contar el post solar con aloe vera. Es una locura los precios pero no le puedo achicar ahí, le tengo que poner uno factor 50 y las primeras marcas salen fortunas. Y para no gastar tanto nosotros los papás usamos con menos protección. Es dificil».
En épocas de verano, una de las consultas más frecuentes en la guardia del Hospital de Pinamar es la quemadura por el sol. Y, según cuentan desde el Municipio a Infobae, en general se trata de adolescentes. «De 18 a 23 años es la mayor porción de la consulta. Y niños. Sobre todo cuando llegan de Buenos Aires y se exponen sin protegerse o en los horarios donde no es recomdable», explica Eduardo D’Agostino, secretario de Salud del Municipio.
La OMS recomienda no exponerse directamente al sol entre las 11 y las 16. Según detalla Hernández, los factores para usar más recomendables son el 30 y el 50. «Los más alto son lo mismo que estos, son más una cuestión de marketing», explica y, advierte que si se siguen las indicaciones correctas, para quienes están mucho expuestos al sol debe usarse desde la primavera y hasta el otoño: «Como dice el colega Fernando Stengel, en esta zona del planeta debemos usarlo todos los meses que tienen la letra R; de septiembre hasta abril».
D’Agostino no es ajeno al impacto que genera conocer los valores 2019 de los protectores. «Estoy sorprendido por el precio, están carísimos. Me parece una locura, porque una persona en 15 días se tiene que gastar mínimo 1.500 pesos en protector para un cuidado básico», comenta el secretario de Salud.
En las colonias de vacaciones que el Municipio de Pinamar organiza en los veranos para sus vecinos de todo el año, la secretaría de Salud aporta protectores para los chicos. No obstante, D’Agostino entiende que debería existir una ayuda para quienes trabajan expuestos al sol. «Por ejemplo, para los vendedores ambulantes de la playa tendrían que estar en el vademecun de algún plan tipo Remediar», agrega.
Agustín Leglise compró dos protectores en La Plata antes de llegar a Pinamar y gastó $ 900. Le pareció mucho, pero lo asumió como un gasto más de los que contempla para sus vacaciones: «Están salados, sí. Pero no me parece caro en relación a todo lo demás. Irte de vacaciones es una fortuna de plata. Vivir diariamente es una fortuna. Un alquiler en la costa es un delirio. Salir a comer afuera es hoy para muy pocos. Yo lo incorporé a las mallas, las ojotas y todo lo que necesitan mis hijas».
«Si los usáramos como se debe tendríamos que gastar casi todo lo que ganamos vendiendo. Y nosotros tenemos nuestro pico a la tarde, los que venden choclos, que andan al mediodía la pasan mal», comenta Franco, un joven «churrero», protegido por la visera de su gorra.
Irene Bermejo, también de la Sociedad Argentina de Dermatología, tiene una explicación para el valor de los protectores: «Son importadas las materias primas. Preparar un protector de calidad es caro porque el testeo es algo arduo, laborioso, nada barato, no es soplar y hacer botellas. Es dificultoso y requiere de precisión».
«No hay ninguno en Precios Cuidados o que tenga alguna subvención del Ministerio de salud, es una cuestión de salud pública y tendría que haber desde el Estado una cobertura sobre la problemática», sugiere Juan Gómez, arquitecto platense, que llegó para pasar unos días junto a sus dos nenas.
Las prepagas y el Pami no entregan protectores solares a sus afiliados, o incluso a personas con problemas en la piel. Los dermatólogos no los recetan porque son de venta libre pero sí entregan en las consultas cupones con descuentos (normalmente del 20%).
«Son muy caros, sí, pero los tenés que usar igual. Y la verdad que para los que nos vamos de vacaciones todo está bastante caro, así que lo asumimos como un costo más», comenta Alejandra, traductora pública, que vino por una semana desde Buenos Aires, mientras mira precios en una farmacia del centro pinamarense.
«Si uno quisiera ahorrar hay que mantenerse en una buena línea, en un producto dermatológicamente testeado», sugiere María Inés Hernández, y reflexiona: «Pero cuando las prioridades son otras, para los que trabajan y no están de vacaciones, el protector solar y el cuidado de la piel está al final. En general esa gente tampoco tiene opción irse de vacaciones. Cuando la gente se va de vacaciones es un item más».
Fuente: Infobae