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El precio de la moneda: “Al Estado le cuesta más caro producirlas que lo que valen”

Es habitual, a la hora de realizar compras en los comercios, que las personas se encuentren con valores fraccionados en decimales que representan centavos. En el contexto inflacionario actual, donde un boleto de colectivo llega a valer casi 100 pesos, encontrarse con fracciones de 44 centavos equivale a encontrarse con un valor imposible de abonar y cuyo redondeo representa una pérdida acumulativa para alguna de las partes involucradas en la transacción.

En cuanto a la normativa vigente para dirimir este tipo de situaciones, la ley 22.802, en su artículo 9 bis establece: “En los casos en los que sea imposible entregar un vuelto inferior a 5 centavos, la diferencia será siempre a favor del consumidor”. Esta normativa, promulgada en 1983 se encuentra a todas luces desactualizada, ya que en la mayoría de las transacciones nos encontramos con situaciones en las que es imposible encontrar monedas de 5 y 10 pesos que permitan pagar o recibir con el cambio que corresponde.

Para profundizar sobre esta situación, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con José Castro, Contador, Economista y Profesor en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y en la Facultad de Derecho de la UNMDP.

Respecto de quienes ganan y quienes se ven perjudicados con el fraccionamiento de precios, Castro explicó que el precio que se registra en facturación y sobre el cuál tributan las empresas es el que se exhibe con decimales. “Todo aquello que se redondea, para arriba o para abajo, pasa a ser parte de un fondo que va fluctuando entre lo que no se devuelve o se devuelve de más. Esas diferencias de caja en la contabilidad también deberían registrarse porque si la diferencia de caja es positiva, constituye un ingreso sobre el cual se deben pagar impuestos y cuando es negativo hay que deducirla”.

“Lo cierto es que esas diferencias tampoco suelen ser muy importantes. Depende un poco del volumen de facturación que tiene la empresa, y sino será una venta adicional de caramelos a cambio de los pesos. Hay un chiste que dice que en los supermercados, que siempre daban caramelos, ahora te dan las monedas y se guardan los caramelos porque pierden menos valor”, agregó.

Sin embargo, Castro destacó que “si bien en algunos casos ganan los comercios, porque para redondear muchas veces el cliente termina comprando algo que no pensaba llevar, la fijación de precios tiene que ver con calcular los costos. Las empresas aplican los márgenes y si va con centavos da con centavos. No vemos precios redondos, por lo menos no todavía pero bueno, si los precios siguen aumentando es probable que en algún momento los centavos dejen de aparecer como formando parte del precio. De hecho en la práctica ya ni siquiera hay monedas o billetes de 5 o 10 pesos. No tienen prácticamente valor, con lo cual terminas redondeando a la fuerza”.

Por otro lado, Castro recordó que cuando se cambió el digno monetario a los pesos que tenemos hoy, se llegaron a hacer incluso monedas de medio centavo. “Esta situación no se da más, las monedas son inútiles porque al Estado le cuesta más caro producirlas que lo que realmente valen. Sale más caro hacer una moneda de 2 pesos que los 2 pesos que vale, no tiene demasiado sentido hacerla y con las de $5 vamos también por el mismo camino. De hecho monedas de $10 casi no circulan y quedan algunos billetes todos ultrajados pero bueno, es uno más de los problemas de la inflación”.

En ese mismo sentido, con relación al impacto que tiene la situación inflacionaria sobre el fraccionamiento de precios, Castro destacó que “el verdadero problema es que estamos cortos. El conjunto de billetes y monedas que están vigentes en este momento se encuentra en un proceso que se llama Cono Monetario y estamos cortos, porque el billete más grande de $1.000 ya no alcanza para nada menos, representa menos de U$S 5”.

Ante el absurdo que tiene intentar abonar precios en centavos con un billete de mil pesos, expresó: “Eliminar los centavos por ley no lo veo muy viable, porque está establecido y una cosa que puede incidir en estos es la existencia de impuestos proporcionales como por ejemplo el IVA. Al calcular el 21% del precio neto, eso a veces da origen a que los precios sigan teniendo centavos. Incluso en muchos regímenes de percepción, sobre todo de Ingresos Brutos, cuando estas inscripto y compras algo, a veces la percepción es $1.32. Ahí es que necesitamos los centavos, porque redondear esos montos tan chicos, sería también un problema”.

Por último, el economista se refirió a las prácticas de destrucción de las monedas para reducir los metales y obtener valor de las mismas, en la mayoría de los casos mucho más elevado del que representan. Sobre ese tema dijo: “Recuerdo en algún momento, cuando era chico, otra situación similar a esta en las que algunas ferreterías vendían monedas con un agujero en el medio como arandelas. La moneda valía más como arandela que como moneda. Eso no se debe hacer, no se puede destruir el dinero porque es un delito”.

FUENTE: Portal Universidad

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