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EL VIRUS QUE NO FUE VIRAL Y SE VIRALIZÓ

Una cadena de sucesos misteriosos que comienza en el secreto del Gobierno Chino y termina en el último eslabón, representado por los ciudadanos del mundo alienados en sus hogares, aislados por una causa desconocida, aprehendida a base de información fresca.

Hay dos corrientes de pensamiento. La que crea contenido científico y la que crea contenido desde el libre pensamiento, espiritualidad y naturismo. Ambas son como líneas paralelas que recorren un mismo camino que nunca se cruza.

Los datos duros de la ciencia, determinan de manera conductista la forma a proceder ante una emergencia sanitaria mundial, las autoridades ordenan y el mundo debe obedecer.

Mientras tanto, en sus casas, los libre pensadores elaboran teorías sobre qué esconde esta situación, los espirituales intentan interpretar el mensaje que llega a través del momento presente y los naturistas agradecen el respiro que supuestamente está teniendo la tierra.

Por otro lado, hay dos partes muy marcadas históricamente: los creadores y los consumidores. Los primeros, son aquellos que elaboran los mensajes que circulan constantemente y los segundos son aquellos en estado receptivo, que forman su opinión a través de lo que consideran más alineado a su forma de pensamiento.

Los creadores, tienen en sus manos el poder de introducir al mundo de las mentes, un menú a la carta repleto de opciones para todos los gustos, y aquellos que se sientan en la mesa de la receptividad, tienen el poder de elegir su variedad preferida. EL QUE ELABORA, interpreta, analiza, crea, piensa, medita, escribe, diseña, manipula, fabrica, manifiesta, dice, graba, muestra, hace. EL que CONSUME, se llena, toma, se embebe, elige una u otra opción, incorpora, traga, mastica, discute y digiere.

Es así, como este proceso de emisor-receptor se retroalimenta, generando que lo que unos crean otros crean al respecto. Unos fabrican y otros compran. Unos dicen, otros escuchan, repiten y actúan en consecuencia.

Estamos en un conflicto informativo mundial, donde la abundancia de fuentes informativas sobrepasa la capacidad de interpretación. La cantidad de emisores aumentó considerablemente, gracias a la facilidad de recursos propuestos por las redes sociales, que a su vez en simultáneo son receptores. Entonces, experimentamos un gran cambio. Ya no hay dos actores diferentes en el escenario, sino uno, que está representando dos funciones simultáneas en una especie de “bipolaridad comunicacional”, donde el esquema dual Emisor-Receptor se unifica y genera un nuevo espacio de interacción entre estos nuevos “EMISEPTORES”, en el que la transformación de la información es constante.

Entonces, soy un creador de contenidos que investigo, leo, formo mi opinión, pero a la vez, estoy leyendo fuentes de las cuales la construyo y ocupando mi rol en esta bipolaridad me digo: hoy creo esto que me resuena, y descreo sobre aquello que no. Esto lo comunico y esto no, luego de interpretarlo. A gran escala, todos dicen y todos creen. Todos leen y todos descreen. Todo en simultáneo, en el mismo instante.

Por eso, el cortocircuito de estar refugiado en tu casa, sabiendo por qué debes quedarte, pero no sabiendo del todo por qué y al mismo tiempo creyendo y no creyendo.

Sé lo que está pasando verdaderamente? No. No lo sé. Tengo manera de saberlo? No, solo puedo informarme de las infinitas fuentes de información, interpretaciones, opiniones, datos científicos, los cuales podría leer y decir que sé al respecto del tema, entrando de lleno en la rueda de la confusión.

En definitiva, la única verdad es que no sé nada. Soy parte de la masa que debe creer y apoyar una orden argumentada con un fundamento que debo considerar verdadero, que tampoco conozco, pero que es por el bien de todos.

Es una época de doble Virus.

El Virus físico que analiza la ciencia, el cual estamos tratando de evitar que se viralice y el Virus informativo, que nadie analiza, el cual estamos intentando que se viralice. Una controversia interesante.

A quienes tuvieron y tienen la mala fortuna de contraer el virus físico, la ciencia, el estado y la medicina están poniendo todos sus recursos a disposición para hallar la cura, mejorar la atención y optimizar la prevención.

Pero se está desestimando al Virus informativo, que es al mismo tiempo una pandemia de amenazas psicológicas. El contagio a nivel mental es masivo. El sistema de creencias mundial está infectado por este virus que infunde el miedo en la vida cotidiana, genera pánico y consecuencias que comienzan a ser cada vez más evidentes. Está afectando ahora a la población y no estamos siendo conscientes de ello, no hay alarma que lo incluya como parte de este todo que nos atraviesa. Y allí, radica un punto clave del cambio de consciencia que hoy estamos invitados a experimentar como sociedad. La salud mental está directamente relacionada con la salud corporal, no están separadas la una de la otra. Una mente enferma aumenta la probabilidad de un cuerpo enfermo, una mente sana y consciente ayuda a mantener un cuerpo saludable. Pero en este presente, no se está atendiendo esta urgencia, sino, todo lo contrario.

De aquí la oportunidad para los enfermeros de la mente, los médicos del alma y los científicos de la espiritualidad de hacer su aporte al mundo. Porque son y serán ellos con su bastedad de herramientas los que harán todo el aporte que la humanidad necesite cuando la ciencia, los laboratorios y la medicina dura no tenga nada para hacer.

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