Son analistas de FIEL que visitaron el Consejo de las Américas en Nueva York
Hay señales de recuperación en algunos sectores importantes de la economía, como el agro, la minería y la construcción. Pero la recesión no se va a dejar de sentir en el corto plazo. Recién en 2021 volvería la economía argentina a alcanzar su último pico, aunque sólo si el país no entra antes en «un nuevo ciclo populista».
Esa no es la única nube en el horizonte de la Argentina. La inflación, la variable que hoy más preocupa al gobierno de Mauricio Macri, cede a un ritmo que está muy por debajo de las expectativas oficiales. La proyección anualizada para el segundo trimestre de este año es de 55%, y superior al 50% para el tercer trimestre. Las razones hay que buscarlas en la actualización de las tarifas, la devaluación del peso y la fuga al dólar.
El problema al final es si nosotros, los argentinos, creemos en que van a poder controlar el tipo de cambio nominal aunque se deprecie modestamente mes a mes. Va a haber un efecto positivo sobre la inflación, que va a bajar. Pero si no creemos, la recesión se va a agravar (Artana)
La combinación de recesión e inflación dibuja el cuadro sombrío que ayer presentaron en Nueva York cuatro economistas jefes de la consultora FIEL, durante una presentación ante empresarios e inversores en el Consejo de las Américas que no transmitió un gran optimismo para el corto plazo. El empleo y el consumo privado caen en la Argentina como resultado del freno de la economía y la suba de precios, pero es posible encontrar algún consuelo en las cuentas externas, que por esas mismas causas «convergen hacia el equilibrio».
«El pico previo de la economía no se alcanzará nuevamente hasta 2021, esto indica una recesión que puede durar dos años y medio o incluso tres años», señaló el economista Juan Luis Bour. La recuperación para lo que queda de 2019, sostuvo, va a ser muy modesta. «Esperamos algún crecimiento positivo en el segundo trimestre, pero ningún crecimiento en el tercero y cuarto», dijo.
En una mirada retrospectiva de la Argentina, Bour afirmó que esta ha sido «otra década perdida para la economía. Si miramos los últimos 12 años, el promedio de crecimiento del PBI fue de 1,1 por ciento, lo que es similar al incremento poblacional». En los últimos 8 años, agregó, el PBI decreció un 0,2% por año. Y en los últimos 4, incluida la proyección para 2019, la caída fue de 0,7% anual.
El pico previo de la economía no se alcanzará nuevamente hasta 2021, esto indica una recesión que puede durar dos años y medio o incluso tres años”, señaló (Bour)
Con la inflación el cuadro no es mucho mejor. El promedio de los últimos 12 años, según el economista de FIEL, fue de 29%, de 31% en los últimos 8 años y cercana al 37% en los últimos cuatro. Y de cara al futuro inmediato el arrastre se mantiene. «Hay una inercia que viene con mucha fuerza, y el programa no cumplió con sus objetivos de bajar la inflación», observó Fernando Navajas, también economista de FIEL. Esto, sostuvo, «fue un problema en el primer trimestre, es un problema ahora y, diría, va a ser un problema después de diciembre».
Para el economista Daniel Artana, que concentró su presentación en los desafíos fiscales y externos de la Argentina, se pueden proyectar datos positivos de cara al futuro más o menos cercano si se considera la herencia que recibirá el próximo gobierno, sea o no de continuidad.
Incluso la composición de la deuda, afirmó, muestra que los temores de un nuevo default no tienen mucho fundamento. Una buena parte de esa deuda es refinanciable y el tramo mayor, compuesto en gran medida por el crédito que el Fondo Monetario Internacional le otorgó el año pasado a la Argentina, podría ser reprogramado «si el país avanza en sus reformas estructurales».
Artana hizo un repaso del programa macroeconómico, con una aceleración de la consolidación fiscal según las metas para este año y en materia monetaria la determinación de una banda de no intervención cambiaria que en los hechos ahora fue dejada de lado. El éxito de la estabilización del tipo de cambio, dijo, va a estar determinado por la credibilidad de las políticas y por la capacidad del Banco Central de mantener la meta. En este sentido, afirmó que la entidad, que hoy cuenta con reservas por unos 70 mil millones de dólares, «tiene suficiente, tienen mucho poder de fuego».
«El problema al final es si nosotros, los argentinos, creemos en que van a poder controlar el tipo de cambio nominal aunque se deprecie modestamente mes a mes. Va a haber un efecto positivo sobre la inflación, que va a bajar. Pero si no creemos, la recesión se va a agravar», dijo el economista.
Hay una inercia que viene con mucha fuerza, y el programa no cumplió con sus objetivos de bajar la inflación (Navajas)
En el mediano plazo y mirando hacia 2020, el déficit externo argentino va a caer a cerca de 1% del PBI y el déficit fiscal mejorará al 3 o 3,5%. Es decir que más allá de la inflación y la recesión de los últimos meses hay un relato macroeconómico positivo que el Gobierno puede ofrecer. Según Artana, «lo que herede la nueva administración será mejor en términos fiscales y externos en comparación con la que recibió Macri en 2015».
Fuente: Infobae