El transporte urbano atraviesa una transformación decisiva. Frente al impacto ambiental del tráfico motorizado —responsable de cerca del 30% de las emisiones globales de CO₂—, las bicicletas compartidas emergen como una alternativa limpia, accesible y eficiente para las ciudades europeas.
Estos sistemas, presentes en más de 150 urbes del continente, combinan sostenibilidad, ahorro y salud pública. En total, 438.000 bicicletas —el 21% eléctricas— integran una red que conecta a millones de usuarios y reduce de forma tangible la huella ambiental del transporte urbano.
Solo en 2024, los usuarios recorrieron más de 1.000 millones de kilómetros, generando un retorno social y ambiental estimado en 305 millones de euros anuales. Cada euro invertido en estos programas devuelve un 10% en beneficios colectivos.
El auge de esta movilidad activa se refleja también en la reducción del uso del automóvil, la descongestión del tráfico y el impulso de empleos verdes en toda Europa.
Un impulso limpio para la economía y el planeta
El impacto ambiental es directo: las bicicletas compartidas permiten evitar 46.000 toneladas de CO₂ y 200 toneladas de contaminantes atmosféricos cada año. Este ahorro equivale a las emisiones anuales de más de 4.000 personas. Además, el incremento de la actividad física reduce enfermedades crónicas y supone 40 millones de euros menos en gastos sanitarios.
En términos económicos, la movilidad ciclista alivia la congestión y libera 760.000 horas de productividad, valoradas en 30 millones de euros. Para los usuarios, moverse en bici compartida reduce los gastos de transporte hasta un 90% respecto al coche.
El sector también impulsa la creación de empleo verde: más de 6.000 puestos de trabajo directos e indirectos ya dependen de estos sistemas. Y el futuro es aún más prometedor: se estima que para 2030 los beneficios podrían triplicarse hasta alcanzar los 1.000 millones de euros anuales, junto con la reducción de 224.000 toneladas de CO₂ y la prevención de más de 4.000 enfermedades.
El avance de esta red ecológica demuestra que pedalear no solo es una forma de moverse, sino de redefinir la ciudad y el planeta desde una perspectiva más limpia, justa y sostenible.
Las e-bicis: movilidad eléctrica y sostenible en auge
Las bicicletas eléctricas, o e-bicis, se convirtieron en una de las alternativas más eficientes y ecológicas para desplazarse en las ciudades. Funcionan con un motor eléctrico que asiste al pedaleo, reduciendo el esfuerzo físico y favoreciendo trayectos más largos sin emisiones contaminantes.
Ciudades como Ámsterdam, Copenhague, Berlín y París lideran su implementación, integrándolas en redes de transporte público y sistemas de alquiler compartido. En España, urbes como Madrid, Barcelona y Valencia han ampliado sus flotas de e-bicis para fomentar la movilidad sostenible y disminuir la congestión urbana.
El crecimiento de las e-bicis no solo impulsa la reducción del tráfico y la contaminación, sino que también mejora la salud de los usuarios y revitaliza los espacios urbanos. Su expansión refleja una tendencia global hacia un modelo de transporte más limpio, accesible y consciente con el medioambiente.
Fuente: Noticias Ambientales