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Historia de vida de Leo Castro, el gimnasio de box y la oportunidad que nunca había tenido

Apagué el porro y entré al gimnasio… Entré y el técnico me dijo: “Loco, ¿vos fumas?” «Sí, “bueno… el miércoles arrancas. Yo te voy a ayudar…» Y así comenzó todo.


Esas fueron las palabras mágicas, las que lo cambiaron de ruta, las que había estado esperando siempre, porque ese fue el lugar donde le ofrecieron la oportunidad que la vida siempre le había negado, pero que su ganas y su espíritu de lucha reclamaban incansablemente.


«Arranqué un miércoles, cerca de Navidad. A la semana, conseguí más plata y pagué otro mes… Y así como cuatro meses adelantados. El entrenador le preguntó: «Loco, ¿estás seguro?» «Sí», dijo Leo, sintiendo fuego en sus labios, con esas llamas que te salen del alma, con ese «sí» cansado de guardar angustias y sueños arrancados.


Y así es como Leo, con su hijito en brazos, nos compartió su historia.
«Él viene desde los seis meses, siempre me acompaña. Esto habla bien de mí, porque soy una buena persona.


Cuando llegue acá la primera vez, estaba mal. Desde que nací, viví con mi abuela que me eligió hasta el nombre y falleció cuando tenía 12. A mi mamá la conocí recién hace 4 años. Yo empecé fumando un porro a los 9 y terminé tomando alcohol con pastillas .Hoy a veces fumo, pero ya ni me escabio.


El gimnasio te cambia… Es una válvula de escape que te centra mucho en la vida.
El pensamiento, psicológicamente, físicamente, emocionalmente. Vos podes estar mal y venís acá y te olvidas de todo. Aunque sea que vengas a hacer boxeo recreativo o a ver a tus compañeros, te reís, escuchás música, te sacás una foto.
En el gimnasio de box, Leo encontró ese lugar de pertenencía que no encontraba en ninguna parte. Ese espacio de cariño, amor, contención, compañerismo, que la vida le había negado como si hubiera nacido por equivocación.

En el gimnasio de box, Leo encontró su lugar en el mundo, donde creyeron en él, donde pudo construirse como persona, luego de haber llegado en ruinas.
Leo Castro nos representó el viernes en el Torreón de Monje, y arriba del ring, peleó como lo que es: «Un verdadero campeón».

“Leo Castro finalizó sus estudios secundarios en E.E.S N° 6, y cuando no tenía plata, su entrenador le decía que vaya a entrenar cuando pudiera y quisiera pero que no abandonara la escuela.”
Entrenador: Gabriel Monzón
Gimnasio: Imperio Box

Especial para Miradorvirtual: Claudia Bazan

Para mas imágenes: http://www.facebook.com/busquemostufoto

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