Mirador Virtual Mobile

Homilía de Mons. Mestre en la Misa central de la Fiesta de San Cayetano

Queridos hermanos:

Los textos de la Palabra de Dios que compartimos en este día de la fiesta de San Cayetano son más que elocuentes. Partiendo el Evangelio que nos invita a tener hambre y sed de justicia y trabajar por la paz, siguiendo por la primera lectura que nos propone tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús, tenemos allí todo un programa de vida que nos habla de los valores más importantes para cada persona, para nuestras familias y para la Patria toda.

Las tradicionales palabras de paz, pan y trabajo, también las renovadas palabras del Papa Francisco tierra, techo y trabajo nos dan el horizonte humano y religioso donde circunscribir la fiesta de San Cayetano. ¡Celebramos juntos la fiesta del Santo de la paz, el pan y el trabajo!

Con alegría, junto a tantos peregrinos que han pasado a lo largo del día y seguirán pasando, damos gracias por los beneficios que Dios a través de San Cayetano nos ha concedido y nos concede: la vida de familia, el perdón, los amigos, el trabajo, el pan en la mesa de cada día, el don de la recuperación de la salud y tantas otras cosas buenas que queremos mirar y valorar. Con San Cayetano decimos: ¡Gracias Jesús, muchas gracias Jesús!

Con esperanza, también junto a los peregrinos, queremos pedir a Dios por intercesión de San Cayetano que conceda un corazón sensible y servicial a quienes nos gobiernan hoy y en el futuro. Para que las políticas en nuestra Patria estén orientadas siempre al bien común de todos los argentinos privilegiando particularmente a los pobres, enfermos y sufrientes. Pedimos un corazón sensible y políticamente efectivo a nuestros gobernantes, para que en la Patria Bendita del Pan no haya excluidos ni marginados; para que la indigencia no sea parte del paisaje cotidiano de muchos sectores de nuestra ciudad; para que la desocupación y la inflación dejen de ser un flagelo permanente; para que la educación verdaderamente inclusiva y formadora de la persona sea una realidad y no solo un discurso en la vida de cada niño, joven y adulto. Necesitamos que haya trabajo digno y bien remunerado para llevar el pan a la mesa de cada familia de nuestra Patria. Con San Cayetano pedimos a Dios: ¡Paz, pan y trabajo!

Con compromiso queremos pedir a Dios, por intercesión de San Cayetano, que podamos superar las distintas grietas que nos dividen en los diferentes ambientes de nuestra vida: familia, trabajo, comunidad, vida pública… Queremos crecer en este aspecto y tener pequeños y grandes gestos de unidad, respeto y amor. Nos comprometemos, como nos pide el querido Papa Francisco, a cultivar el diálogo, la amistad social y la cultura del encuentro para lograr la tan ansiadareconciliación nacional. Por eso con San Cayetano decimos: ¡Unidad, respeto y amor!

Mons. Gabriel Mestre Obispo de Mar del Plats

Comentarios

comentarios