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«La IA es un catalizador que redefine cómo enseñamos y aprendemos»

Entrevista al Dr. Félix Ortega, profesor de la Universidad de Salamanca y director de la cátedra de niños, jóvenes y medios, sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la educación, la medicina y el futuro laboral.

Por Marcelo Pérez Peláez (con asistencia de Qwen).

Cuando la inteligencia artificial redefine el conocimiento

La Universidad de Salamanca como epicentro de una revolución silenciosa: cómo la IA está redefiniendo la educación, la medicina y nuestra relación con la tecnología, según las palabras de un pionero que combina rigor científico y visión humanista.

«La inteligencia artificial es un catalizador que redefine cómo enseñamos, aprendemos y enfrentamos los retos de la sociedad» , afirma Félix Ortega, profesor de la Universidad de Salamanca y director de la cátedra de niños, jóvenes y medios. Con una trayectoria marcada por la integración de la IA en ámbitos académicos, Ortega no solo destaca su potencial técnico, sino su capacidad para transformar paradigmas. “No es una herramienta marginal; es un aliado que trasciende lo que antes considerábamos posible», añade, sentando las bases de una reflexión que abarca desde la medicina hasta la ética.

Un laboratorio de innovación

Bajo la influencia del rector Juan Manuel Corchado, catedrático en IA, la institución ha sido pionera en adoptar esta tecnología. “Llevamos cinco años trabajando activamente en procesos docentes e investigativos” , explica Ortega. Desde la clasificación de imágenes médicas hasta el diseño de vacunas, la IA se ha integrado en múltiples facultades. Un ejemplo es el proyecto Semilla , que utiliza algoritmos para analizar videoimágenes mediante lenguaje natural: “Detectamos amenazas en redes sociales consumidas por jóvenes, clasificando contenido con una precisión que antes era impensable” .

Modelos abiertos vs. comerciales: eficacia por encima de dogmas

La universidad emplea tanto modelos open source como comerciales, dependiendo del proyecto. “No desdeñamos ninguna tecnología; usamos la que resulta más eficaz” , señala Ortega. En medicina, por ejemplo, se combinan herramientas como ChatGPT con algoritmos específicos para analizar pruebas diagnósticas. Un caso destacado es el trabajo con el Instituto del Cáncer: “La IA identifica predictores de cáncer de piel al contar los puntitos rosas en imágenes médicas, algo que antes requería años de análisis manual” .

El doctorado en IA aplicada: un puente entre disciplinas

Recientemente aprobado, este programa interdisciplinario abarca desde la medicina hasta la comunicación. “Enseñamos a profesores y alumnos cómo los algoritmos mejoran la eficacia en investigación y docencia” , comenta Ortega. Colaboraciones con empresas como AstraZeneca demuestran su impacto práctico: “La IA reduce de dos años a 36 meses el diseño de vacunas, acortando procesos que antes parecían inamovibles” .

Sesgos culturales y la batalla de los idiomas

Ortega reconoce que los modelos de IA reflejan los valores de sus creadores. “La lengua franca de la ciencia sigue siendo el inglés, lo que genera una infrarrepresentación de otros idiomas, como el árabe” , advierte. Aunque el español goza de cierta protección por su presencia en la academia, la dominancia anglosajona persiste. “Los algoritmos entrenados en bases de datos en inglés tienden a reproducir sesgos culturales, incluso en aspectos de género” , añade, destacando la necesidad de diversificar las fuentes de entrenamiento.

Hacia una IA personalizada y emocional

La próxima frontera, según Ortega, es la personalización. “Los algoritmos ya adaptan contenidos a nuestros gustos, pero el futuro está en programar asistentes que respondan a nuestra idiosincrasia” , explica. Este avance plantea dilemas éticos: “¿Qué pasa cuando un humano se enamora de una máquina? Ya hay casos documentados, y esto redefine nuestra noción de relaciones” . La IA no solo procesa datos; simula emociones, generando vínculos que desafían la distinción entre humano y máquina.

Consejo para una sociedad en transición

Ortega es contundente: “No acercarse a la IA es como no aprender a leer en el pasado” . Su recomendación abarca a todas las generaciones: “Desde niños hasta adultos mayores, todos deben familiarizarse con esta tecnología. Quien no la use quedará fuera del mercado laboral” . Para él, la visión apocalíptica es contraproducente: “La IA es como la electricidad o Internet: transforma, pero no destruye. Un médico que no use resonancias magnéticas está en desventaja; hoy, quien ignore la tecnología también lo estará” .

robotia

Frases destacadas de la entrevista:

  1. “La IA es un catalizador que redefine cómo enseñamos, aprendemos y enfrentamos los retos de la sociedad”.
  2. «Nos tenemos que aproximar a la IA capacitando a las nuevas generaciones» .
  3. “La batalla de los idiomas en la IA refleja una lucha cultural: el inglés domina, pero el español resiste” .
  4. “Un médico que no use IA hoy está en desventaja, como un abogado sin computadora en los años 80” .
  5. “La visión apocalíptica sobre la IA es tan falsa como decirle a un médico que no use resonancias magnéticas” .

Un espejo de lo que somos

Las palabras de Félix Ortega invitan a repensar el papel de la IA en nuestra búsqueda de progreso. Más allá de la eficiencia técnica, su legado subraya un mensaje universal: la tecnología no es ni buena ni mala, sino un reflejo de cómo la usamos. En un mundo con desafíos como la atención médica universal o la sostenibilidad ambiental, la IA podría ser clave para soluciones innovadoras. Sin embargo, Ortega nos recuerda que su verdadero valor no está en los algoritmos, sino en nuestra capacidad para guiarlos con humanidad. El reto no es dominar la IA, sino coexistir con ella sin perder nuestra esencia. La pregunta que se nos plantea es: ¿Cómo equilibramos la revolución tecnológica con la preservación de nuestros valores más profundos?.

Fuente: Noticias MDQ

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