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Los cuatro distritos que definen las PASO: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Capital Federal

Concentran casi 21 millones de votos, en un padrón cercano a las 34 millones. Por eso los precandidatos de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos centraron allí su campaña electoral

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Pese a sus diferentes necesidades políticas y discordantes proyectos de poder, Mauricio Macri y Alberto Fernández recorrieron -una y otra vez- Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Capital Federal.

El distrito bonaerense tiene más de 12 millones de votos, un poder electoral superlativo frente al resto de las provincias de la Argentina. Muy lejos de ese número de votantes, pero con peso propio ante otros distritos, se encuentran Córdoba, Santa Fe y Capital Federal. Son casi 21.000.000 de votos en total, una cifra que aún oculta el futuro político de la Argentina y que determina al futuro presidente.

Territorio bonaerense

Cristina Fernández de Kirchner derrota a Macri y María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Cristina tiene un peso determinante en el conurbano, apoya a Axel Kicillof más que a otras propuestas del Frente de Todos y eso explica que fuera telonera del candidato a gobernador bonaerense.

Vidal ató su destino político a Macri y pagará en las PASO su lealtad sin límites. Pero la imagen positiva del Presidente crece, y en la primera vuelta ese ancla electoral puede transformase en una plataforma política para que la gobernadora corone una victoria inédita ante los barones del conurbano.

Ese es el fantasma que persigue a CFK cuando enseña de poder y política a su delfín Axel. La expresidente sabe que su eventual triunfo bonaerense es consecuencia directa de la imagen negativa de Macri, y que esa victoria -clave para regresar al poder- se puede evaporar si su sucesor reduce en 10 puntos el porcentaje de insultos que recibe en el segundo cordón de la Provincia.

Vidal derrota a Kicillof en competencia directa: está medido en Balcarce 50 y en el comando electoral de la calle México que lidera Alberto Fernández. Y en ese número no pesa la influencia electoral de Sergio Massa, que no habla de Vidal, cuestiona con fiereza a Macri y mano a mano tiene muchas chances de derrotar a Cristian Ritondo, su amigo y adversario en la punta de lista de candidatos a diputados nacionales de Juntos por el Cambio.

Estrategia gringa

Córdoba es el segundo distrito electoral más importante de la Argentina. Tiene un padrón de 2.946. 060 electores y su mayoría apoyó la reelección de Juan Schiaretti como gobernador. Schiaretti es peronista, amigo de Macri, conocido de Alberto Fernández, adversario silencioso de Fernández de Kirchner y una pieza clave en las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO).

En las últimas elecciones presidenciales, Macri construyó su triunfo electoral apalancado en los votos cordobeses. Fernández (Alberto) conoce esta realidad política y viajó a Córdoba para cerrar su campaña electoral y seducir a los votantes que recelan de Cristina por su posición sobre la 125 y su desprecio político -manifiesto y público- al gobernador Schiaretti.

La interna del radicalismo perjudicó a Juntos por el Cambio en los comicios para la gobernación de Cordoba -salió segundo sumando los votos de Mario Negri y Ramón Mestre-, y entonces la estrategia territorial de Macri fue acercar a las partes y asegurar una distribución de cargos que permita una pax electoral ante el avance de Fernández y el Frente de Todos.

Alberto Fernández viajó muchas veces a Córdoba, se entrevistó con Schiaretti y trató de pegar su fórmula a la boleta corta del gobernador justicialista. Pero fracasó en ese movimiento electoral: Schiaretti no hipotecará su imagen política junto al Frente de Todos y jugará al lado de Macri -con sutileza mediterránea- cuando de verdad le haga falta a su amigo presidencial.

Santa Fe es una incógnita

Es la tercera provincia respecto al volumen de electores: 2.760.951 votos en total. Hasta el 10 de diciembre estará en manos del socialismo y desde ese día será gobernada por Omar Perotti, un contador peronista que es amigo de Fernández (Alberto) y tiene diferencias ideológicas y políticas con Fernández de Kirchner.

Perotti convenció a Alberto para que hiciera un cierre de campaña en Santa Fe y se firmará un documento institucional de carácter federal que implique un eventual programa de gobierno si el Frente de Todos gana los comicios presidenciales. El candidato peronista aceptó la recomendación y protagonizó el acto más imponente de su campaña proselitista.

La situación electoral en Santa Fe es compleja. Se trata de un territorio que aún maneja el gobernador socialista Miguel Lifschitz -aliado de Roberto Lavagna en Consenso Federal-, y en donde el justicialismo triunfo y Juntos por el Cambio salió tercero como consecuencia del ajuste económico y la caída de la imagen presidencial.

Si no hay un cambio de tendencia inesperado, Lavagna quedará apretado por la polarización entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, mientras que Fernández se puede quedar con la provincia aprovechando el empuje de un justicialismo unificado tras la conducción de Perotti. Macri apuesta a la primera vuelta, yendo por los votos santafesinos de Lavagna que no apoyan un regreso del justicialismo a la Casa Rosada.

El voto porteño

La Capital Federal tiene un padrón de 2.563.749 votos. Horacio Rodríguez Larreta, su jefe de Gobierno, se encamina a un triunfo sin escalas y sólo resta saber cuán cerca estará del balotaje que finalmente dirimirá con Matías Lammens, un empresario Pyme, presidente de San Lorenzo que se diferencia de CFK y acepta los consejos de Alberto Fernández.

Macri vencerá a la fórmula Fernández-Fernández de Kirchner en la Capital Federal y esos votos servirán para compensar la diferencias que deberá soportar en el segundo cordón de la provincia de Buenos Aires. Allí, si no hay un fenómeno electoral, Juntos por el Cambio será derrotado por el Frente de Todos.

Respecto al resto de las provincias peronistas, es casi un voto cantado con excepción de Santa Cruz, que tiene un final abierto entre Alicia Kirchner (Frente de Todos) y Eduardo Costa (Juntos por el Cambio). Santa Cruz tse rige con ley de Lemas, y eso causa una distorsión al momento de la votación y de la suma de votos. El resultado provisorio recién se conocería en la madrugada del lunes 12 de agosto.

Macri debería esperar una victoria en Mendoza y Jujuy, mientras que no habría sorpresas si se conoce que Fernández venció en Catamarca, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, La Rioja, San Juan, San Luis, Santiago del Estero, Tucumán y Tierra del Fuego.

En cuanto a Corrientes, Misiones, Neuquén, Rio Negro y Salta juegan distintas variables que no permiten un cálculo previo. Por ejemplo: Juan Manuel Urtubey, como gobernador salteño y compañero de fórmula de Lavagna, debería garantizar el triunfo de Consenso Federal. O desde otra perspectiva, el senador rionegrino y candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto, tendría que asegurar su distrito a favor de Macri y Juntos por el Cambio.

Sin embargo, los electorados de esas cinco provincias (3.886.552 votos en total) están sujetos a distintas fuerzas políticas y el resultado final es complejo de predecir, aunque en la mayoría de los casos Macri ha tenido muy buena relación institucional con sus respectivos gobernadores.

En definitiva, las PASO, la primera vuelta o el eventual balotaje se juegan en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Capital Federal. Los votos que no se obtienen en esos distritos son muy difíciles de compensar en otras provincias, que tienen menos volumen electoral al momento de hacer las cuentas que definen una elección presidencial.

A la medianoche se sabrá el ganador de la contienda: Macri o Fernández. No hay otra posibilidad en los comicios más polarizados de la historia argentina.

Fuente: infobae.com

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