«Abril 26 de 1982. Puerto Argentino, Islas Malvinas. Querida Amiga Desconocida: Hoy a la mañana, durante la guardia, tuve la grata sorpresa de recibir tu carta. Como argentino me siento orgulloso de defender algo que durante mucho tiempo nos perteneció y que injustamente nos han usurpado.
Mi nombre es Claudio Spinelli, tengo 18 años y vivo en Mar del Plata, pertenezco al grupo de artillería de defensa aérea 601.Aunque tú no lo creas, esta carta me ha hecho poner muy contento al saber que niños como tu han tomado conciencia de la situación por la que atraviesa nuestro país, y brindarnos tu apoyo.
Me pone muy contento, también, saber que rezas todos los días pues el apoyo de Dios es fundamental y más en estos momentos en que las cosas se agravan a pasos agigantados.
Es en estos momentos cuando valoro a mi familia y si algún consejo te puedo dar es que valores a tu familia y obedezcas a tus padres, que ellos desearán lo mejor para vos.
Pese al gran frío y a veces al hambre que pasamos, estamos orgullosos y con la moral muy alta, dispuestos a defender la patria hasta las últimas consecuencias. Bueno, espero que tengas fe en Dios que todo va a salir bien. Espero recibir una nueva carta. Tu amigo soldado clase 63, Spinelli Claudio, batería comando brigada 601″.
Después de 37 años, Irina Lanz, aquella «amiga desconocida» de Claudio Spinelli, por fin pudo encontrarlo. La nacida en Trenque Lauquen, que hoy reside en Tigre, se comunicó vía Facebook con la cuenta del IPR Sporting Club para solicitar el número de teléfono del actual entrenador de la M17, quien formó parte del Ejercito Argentino en la guerra de 1982.
«Así dice mi DNI. Efectivamente soy yo», le dijo Claudio a Irina el domingo cuando se comunicaron por segunda vez, vía WhatsApp. La primera, obviamente, fue en aquel abril de 1982, mediante cartas.
«Ella me dijo: ´yo te escribí una carta cuando estaba en quinto grado y vos me la contestaste desde Malvinas´. Y me la mostró», relató Spinelli. «El momento en el que la vi fue realmente muy fuerte. Y yo tengo que ser sincero, no me acordaba de haberla escrito. En Malvinas, en plena guerra, contestar una carta era una cosa muy difícil porque permanentemente estábamos con actividades bélicas. Ataques de aviones, de barcos, alertas coloradas», describió luego quien es el soldado argentino más chico que estuvo en el conflicto, nacido el 16 de diciembre de 1963. «Y otra cosa fuerte es que no hay carta de Malvinas que no tenga tierra o barro. Éramos soldados, estábamos sucios, fueron 72 días sin bañarnos», agregó.
Irina, emocionada y mediante audios de WhatsApp, contó que «siempre pensaba que lo iba a encontrar. Cada 2 de abril me acuerdo de la carta y la saco y la leo. Es un recuerdo espectacular. Este año decidí subirla a las redes para ver si tenía suerte y podía dar con él. Al rato, una vecina me manda un link sobre una nota de Sporting en la que decía que habían tirado tierra de las Islas Malvinas en la cancha y lo nombraban a él».
Además, Lanz, que al igual que Claudio tiene hijos rugbiers y una madre docente explicó que «durante todos estos años me contacté con un montón de Claudio Spinelli, pero les mandaba mensajes y no eran. Hace mucho tiempo llamé a Spinellis de Mar del Plata y no eran o no me contestaron bien. Pensaba también que por ahí había algo que no querían recordar. Después hubo muchos años en los que no busqué más».
Spinelli, aún emocionado por la situación, confesó en su estudio jurídico que pensaba «que estas cosas pasaban solamente en la televisión. Y me tocó a mí. Soy muy descreído de que pueda ocurrir algo así. Mis hijos tampoco podían creer esta historieta. Cuando la ves por televisión pensás si será verdad o mentira y que a uno nunca le va a pasar. Y a mí me pasó».
Lanz, luego, reconoció que «es una historia muy linda y estoy contenta por saber de él, que formó una familia divina y fue feliz. Estuve sin saber qué había pasado durante mucho tiempo. Si él hubiese tenido Facebook lo hubiera localizado antes».
Claudio, padre de Clarita, Nicolás, Federico, Martín y Victoria, en Malvinas se desempeñó como operador de radios del puesto comando. «Manejaba cinco, con las que informaba a nuestro grupo qué era lo que estaba pasando. Y cuando teníamos dos minutos, que no utilizábamos para descansar, contestábamos cartas. Ahora estoy volviendo a recordar esas cosas, era para que esas criaturas que te daban el estímulo recibieran algo nuestro, para que se sintieran respondidos», contó el abogado.
Una de esas Cartas al Soldado Argentino Desconocido, una iniciativa de los colegios primarios y secundarios «para estimularnos», fue la causa por la cual Irina estuvo buscando a Claudio durante 37 años. «Era como una cuenta pendiente para mí. Tenía mucha intriga. Cuando fui un poco más grande empecé a averiguar e interiorizarme sobre los soldados caídos y él no figuraba, pero como no podía dar con él, tenía mis dudas, pensaba que algo le había pasado. Por suerte este año se dio. Cada vez que venía Malvinas a mi mente yo decía que no podía ser que nunca lo hubiera encontrado o sabido nada sobre él, qué fue de su vida. Seguí buscando y ahora pude contarle que su carta es famosísima (risas)», contó Irina.
Spinelli, luego, tuvo reflexiones y palabras de agradecimiento hacia su Amiga Desconocida de la Escuela número 2 General San Martín de Trenque Lauquen, hacia el rugby y hacia Sporting: «nos pudimos encontrar por el rugby, por Sporting y por el tesón de Irina, que me buscó durante 37 años. El club me permitió capacitarme, aprender, volver a la religión, y ahí tengo dos referentes como Ariel de Paz y Alejandro Varela, también Ricky Grosse. Ellos colaboraron mucho para mí rehabilitación. Y hoy Sporting me genera algo inesperado, increíble. Rugby, religión, giras, viajes, amigos… y ahora esto. Si algo le faltaba a mi vida y a mi relación con Sporting, era esto».
El primer capítulo de esta hermosa novela fue en 1982, el segundo está sucediendo gracias a la tecnología y el tercero, el esperado encuentro, no tardará en llegar. En Buenos Aires o Mar del Plata, Claudio e Irina se conocerán y seguramente se fundirán en un abrazo inolvidable.