María Angélica Vicario es abuela, tiene 56 años y está a punto de terminar el secundario. Para ella, como para otros 600 mil adultos de la provincia de Buenos Aires, esta era una cuenta pendiente. En los últimos años la cantidad de adultos inscriptos aumentó un 268%.
Después de una mañana de trabajo y de tomarse dos colectivos para llegar, María Angélica está sentada en la primera fila de una clase colmada: son más de cuarenta alumnos y alumnas que van de los 18 a los 56 años. Ella es la más grande. Están cursando el último año del secundario este lunes por la tarde en el CENS (Centro Educativo de Nivel Secundario) nº 456 de La Plata.
Los CENS son la institución principal de Secundaria de Adultos y están destinados a personas que quieran retomar o iniciar los estudios secundarios. Hay 431 en territorio bonaerense. Tienen un plan de estudios de tres años que se puede reducir de acuerdo con las materias aprobadas.
En 2015, los adultos inscriptos para estudiar el secundario eran 174.870. Hoy, cuatro años después, son 645.204 en toda la provincia. Los datos son de la Dirección General de Cultura y Educación.
María Angélica se casó a los 16 años y tuvo tres hijos. En ese momento, su marido le pegaba. Después, por la muerte de una hija, se unieron. Pero los golpes volvieron hace unos cuatro años. Ahí fue que ella decidió que no podía seguir más. “En marzo de 2015 me quiso matar. Yo alcancé a salir afuera a pedir auxilio a los vecinos. A él después le dieron la perimetral y a mí me dieron el botón antipánico. La pasé mal”, se acuerda.
Fueron varios los momentos en que quiso volver a estudiar, pero su marido le insistía en que no lo hiciera. “Cuando los chicos crecieron le decía yo que quería ir a terminar el secundario. Él me decía: para qué, si siempre vas a estar conmigo, nunca te va a faltar nada”, cuenta ella hoy en la escuela. El año pasado, María Angélica fue abanderada. Sigue trabajando en la limpieza de casas y vendiendo cosméticos. Pero para el año próximo ya planea un nuevo comienzo: anotarse en el curso de acompañante terapéutica en la Universidad Nacional de La Plata.
De nuevo a la escuela
Verónica Montalvo tiene 44 años. A los 18 llegó a la Argentina. Aunque en Bolivia estudió el secundario, acá no pudo validar las materias. Como quiere hacer un curso profesional de costura y otro de serigrafía, decidió volver a la escuela.
Su hijo Eric Grimaldiz, de 24 años, tiene hipoacusia y es profesor de yudo y de karate. Ella cursa primer año del secundario, su hijo ya está en tercero, por terminar. Él quiere estudiar en la universidad, como sus hermanos.
“Cuando llegué acá me dediqué a mis hijos, más por él que estuve mucho en el hospital. Ahora que son adolescentes tengo un poquito más de libertad y espacio”, dice Verónica. Le gusta estudiar porque, cuenta, la historia de Argentina no la conocía.
Empezó en marzo con su cuñada y su hermana. Ellas son tres de las 1.993 personas que cursan este año sus estudios en este Centro Educativo de Nivel Secundario de Los Hornos, en el Gran La Plata. En el 2015 los adultos inscriptos aquí eran apenas 292.
La escuela está desde el 2008 en forma independiente. Es un centro educativo creado por iniciativa de la Unión de Mujeres Platenses (UMuPla) que firmó un convenio con la Dirección General de Escuelas para que en Los Hornos funcione una secundaria de adultos que hasta el momento no había.
“La matrícula viene creciendo año a año. Tenemos alrededor de 2 mil alumnos entre todas las modalidades”, explica su director Osvaldo Ruscitti, y especifica las formas que tienen los adultos de la zona para terminar el secundario: “Tenemos cinco planes bien diferenciados: secundario tradicional, secundario con oficios, donde pueden estudiar gastronomía, electricidad, etc, plan FinEs para quienes no pueden acercarse a la escuela, secundario a distancia con un campus virtual y un tutor donde van haciendo actividades y después se presentan a rendir, y el secundario para formación profesional, que es para alumnos de los centros de formación, mayores de 30 años, que están aprendiendo un oficio y no tienen el secundario hecho”.
Eric, el hijo de Verónica, hizo la primaria de adultos también en este Centro y ahora la secundaria. “Mi hijo vino para esforzarse. Él terminó el Instituto Próvolo pero no le sirvió mucho. Aquí se está largando más”, admite su mamá.
Eric también está haciendo un curso de español como segunda lengua para chicos sordos en la Universidad Nacional de La Plata. Ante la pregunta de por qué seguir estudiando, responde señalando las letras en un cuaderno y su maestra de integración explica: “Para poder seguir una carrera”. Aún no se decide si será arquitectura o abogacía.
Nuevas propuestas
Según el Censo de 2010, había 3.200.000 adultos en la provincia que no habían terminado sus estudios: a 1.500.000 les faltaba la primaria, y a 1.700.000 la secundaria.
Pedro Schiuma, director de Educación de Adultos del ministerio de Educación bonaerense considera que el aumento en la matrícula se dio por haber ampliado la cantidad de propuestas educativas. Antes eran tres, ahora son ocho, entre las que están la educación a distancia vía web o con módulos impresos, que está funcionando en las áreas rurales de la provincia.
Las tres que ya existían eran: primaria para adultos, CENS y FinEs trayecto secundario. A partir de 2015 le sumaron FinEs deudores de materias, secundaria con oficios, secundaria con formación profesional y CEBAS (secundario como Cens orientados en salud).
Schiuma explicó que otro de los factores se debe a la difusión de los programas y a que ahora la gente se da cuenta que necesita el secundario: según una encuesta que realizaron a 6 mil adultos de estos programas, el 87% quiere seguir estudiando.
Los 645 mil que están estudiando pertenecen a primaria y secundaria: unos 545 mil cursan primero, segundo y tercer año del secundario, los 100 mil restantes la primaria de adultos.
Fuente: Diario de Cultura