La enfermedad se genera en el oído externo y muchas veces es consecuencia de los productos utilizados para el mantenimiento de las piletas. Cuidados y consejos a tener en cuenta para unas vacaciones saludables
Con la llegada del calor, suele creerse que ciertas patologías asociadas al invierno quedan en el olvido hasta la próxima estación, como es el caso de la otitis.
Sin embargo, esta afección también se produce en verano, especialmente considerando que en esta época del año es habitual tener más contacto con el agua en piletas y superficies acuáticas naturales.
“La llamada ‘otitis de verano’ se genera en el oído externo y muchas veces es consecuencia de los productos utilizados para el mantenimiento de las piletas, como por ejemplo el cloro, que irritan la piel, provocando micro erosiones que dejan pasar a las bacterias, ya sean del medio acuoso o la flora normal del propio conducto”, explicó el doctor Daniel de la Torre Diamante, otorrinolaringólogo del ISO (Instituto Superior de Otorrinolaringología) y referente de la compañía líder en tecnología para soluciones auditivas MED-EL, destacó que si bien los niños están más expuestos, los riesgos alcanzan a toda la población.
Según el experto, para prevenir esta patología, se sugiere consultar con el otorrino antes del inicio de la temporada de pileta o de vacacionar en lugares con río, lagos o mar, y, entre otras medidas, evitar el uso de hisopos para remover la cera, ya que se pueden hacer pequeñas lastimaduras y favorecer la infección bacteriana.
«Los baños prolongados, por su parte, debilitan la piel del conducto auditivo externo, lo cual, sumado a la presencia de humedad y el cambio de pH son la condición predisponente para las otitis externas bacterianas o micóticas», analizó.
Proceso infeccioso
“La otitis media aguda es un proceso infeccioso del oído medio que se produce por gérmenes como los virus y bacterias y que por lo general está asociado a un cuadro de la vía aérea superior”, explicó en diálogo con este medio el otorrinolaringólogo Santiago Arauz (MN 119.638).
“El origen de esta afección suele estar en las infecciones virales que tienen lugar con el frío y las bajas temperaturas”, señaló Micaela Constanzo, fonoaudióloga de MED-EL. Según puntualizó la especialista, “la trompa de Eustaquio que se encuentra entre el oído medio y la parte posterior de la garganta tiene la función de drenar el líquido que se produce en el oído medio. La infección se ocasiona cuando esta estructura se ve bloqueada y, en consecuencia, acumula el líquido, dando lugar a una disfunción tubárica”.
Si bien esta afección puede presentarse en cualquier etapa de la vida, el principal grupo de riesgo son los niños y los adultos mayores. «Para disminuir el riesgo de contraerla es fundamental protegernos de los cuadros infecciosos. En aquellos niños muy chicos de entre 1 y 2 años que asisten a guarderías es recomendable aislarlos, ya que hasta que no exista un buen desarrollo del sistema inmunitario existe una predisposición a que la manifiesten», aseveró el especialista.
Para la fonoaudióloga María Agustina Leiro, asesora de Gaes Centros Auditivos, “a diferencia de la otitis que se observa comúnmente en la época de altas temperaturas, la otitis media puede resultar de un resfriado, alergia o una infección respiratoria propia de los períodos de frío durante el invierno”.
Y tras explicar que «el virus o bacteria que se encuentra dentro del cuerpo genera acumulación de fluido en el tímpano, que se puede presentar como dolor de oído, tumefacción, enrojecimiento», Leiro destacó que «también impide que el tímpano vibre adecuadamente, lo que suele tener como resultado problemas de audición».
A partir de los siete años la incidencia de otitis disminuye debido al cambio en la posición de la trompa de Eustaquio. Hasta esa edad se encuentra de forma más horizontal y es más corta, permitiendo el pasaje de gérmenes de la nariz al oído medio. Los adultos mayores, por otro lado, son más propensos a tener las defensas bajas, lo cual aumenta la posibilidad de contraer resfríos que pueden desencadenar otitis.
Otras recomendaciones sencillas que podemos seguir para no sufrir molestias como dolor al tocar o mover la oreja, pérdida momentánea de audición, calor intenso en la zona y hasta fiebre son:
· Chequear con el médico que los conductos auditivos externos no tengan exceso de cerumen para evitar la humedad prolongada.
· Antes de meterse a la pileta, colocarse tres gotas de vaselina líquida, la cual actúa como una película protectora en el contacto con el agua. Al final del día, aplicar tres gotas de alcohol boricado, que acidifica la zona para disminuir el desarrollo de bacterias, ayudando a secar el conducto auditivo externo.
· De utilizar protectores, verificar que sean de la medida adecuada. Estos productos constituyen el método más efectivo para que el agua no ingrese a los oídos y son particularmente recomendables para casos recurrentes y pacientes con anatomía del conducto auditivo externo tendiente a retener agua.
· Procurar no sumergirse en aguas muy frías de golpe, porque el cambio brusco de temperatura daña la zona y propicia la aparición de infecciones.
Fuente: infobae.com