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Tensión, diferencias y desconfianza: la relación del Gobierno y la Iglesia vuelve a crisparse

La reunión de los obispos con piqueteros, el informe sobre pobreza y las señales del Vaticano generan malestar en la Casa Rosada

No será un final de año signado por un clima de plena cordialidad y armonía. Mucho menos por gestos de extrema cercanía. Cuando Mauricio Macri reciba el próximo jueves en la Casa Rosada a la cúpula de la Iglesia Católica para darles el tradicional saludo navideño se verá reflejado el espíritu zigazageante y por momentos crispado que protagonizaron obispos y Poder Ejecutivo en los últimos tiempos.

La reunión de la Conferencia Episcopal con Macri será un encuentro meramente protocolar, en el que el Presidente no hará más esfuerzos que expresar sus buenos deseos a los obispos liderados por monseñor Oscar Ojea, y este le responderá en el mismo sentido. No más que eso. Es que la sintonía de Macri con la Iglesia no pasa en estos días por su mejor momento: diferencias, críticas, asperezas, desconfianza, gestos suspicaces y cierto malestrar percibe el Gobierno de parte de la Iglesia por varios hechos que se vieron en los últimos días.

Desde el debate a mitad de año por la ley del aborto que habilitó Macri en el Congreso o la misa de Luján con Hugo Moyano que no se veía este clima de tanta desconfianza mutua.

«Hay buen diálogo pero con las diferencias habituales», admitió ante Infobae un encumbrado ministro que siguió de cerca los recientes mensajes eclesiátsicos al sintetizar el ánimo que impera en el Gobierno más allá de que no se diga públicamente.

La Comisión de Pastoral Social se reunió esta semana con movimientos sociales (Foto: Oficina de Prensa, Conferencia Episcopal Argentina)

La Comisión de Pastoral Social se reunió esta semana con movimientos sociales (Foto: Oficina de Prensa, Conferencia Episcopal Argentina)

Quizás el gesto que mayor malestar causó en la Casa Rosada de parte de los obispos esta semana fue esa foto donde la Comisión de Pastoral Social recibió a un nutrido grupo de líderes de movimientos sociales que le llevaron un duro documento con severas críticas hacia la gestión de Macri.

Si bien desde la Iglesia Ojea y el resto de los obispos se encargaron de aclarar que el encuentro no se trató de un apoyo a ese documento y que sólo recibieron a los piqueteros como un gesto de «diálogo con todos los sectores de la sociedad», en el Gobierno quedó el sabor amargo de un guiño complaciente de la Iglesia a ese sector de los grupos sociales que plantean la necesidad de revisar todo el modelo económico.

Según el borrador inicial del documento que luego se suavizó y al que accedió Infobae, allí se planteaba desde «revertir el actual tarifazo y segmentar el precio de los servicios públicos», hasta objetar el esquema financiero esgrimido por la Casa Rosada, redefinir la política social y cuestionar los niveles de desempleo y pobreza en la Argentina.

Hugo Moyano saluda al arzobispo Agustín Radrizzani luego de la misa realizada en Luján

Hugo Moyano saluda al arzobispo Agustín Radrizzani luego de la misa realizada en Luján

Los líderes piqueteros que se reunieron con la Pastoral Social para buscar un respaldo en ese documento crítico son los mismos que estuvieron con Moyano en la misa que oficio monseñor Agustín Radrizzani en Luján y que tanto molestó a Macri.

Desde la Iglesia, un referente importante de la Conferencia Episcopal intentó revertir esa idea al sostener ante Infobae en forma tajante: «No hay doble intención ni estrategia. La Pastoral Social dialoga con todos los sectores. Este encuentro se dio a pedido de estos grupos para entregar este documento que han trabajado. No hay más que eso», dijo.

¿Entenderán lo mismo los funcionarios de Desarrollo Social o de la Jefatura de Gabinete que entrevieron en esa jugada de la Iglesia una crítica innecesaria al Gobierno después de tanto trabajo conjunto para ayudar a los sectores más vulnerables?

El índice de pobreza creciente

Más picardía eclesiástica: el encuentro de la Pastoral Social con los movimientos piqueteros críticos de Macri se dio el mismo día en que el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) anunciaba un incremento de cinco puntos de la pobreza que hoy llega al 33,6% y constituye el valor más elevado de la última década.

No sólo ello. Las cifras emitidas por esa entidad de la Iglesia arrojan graves problemas de inseguridad alimentaria severa en el país y un deterioro muy fuerte de la clase media, donde hay mucho electorado desencantado del PRO. También alertan que los jubilados y los niños son los que más fueron golpeados por la inflación de los últimos meses.

Si bien el observatorio de la UCA ha sido crítico e independiente en todos los momentos de la historia reciente argentina, a nadie se le escapa que se trata de un órgano alineado al Papa Francisco. Agustín Salvia, titular del Observatorio de la UCA, tuvo que aclarar al presentar el informe una advertencia de forma: «Este documento no responde a un partido político o un sector ideológico. Se trata de un trabajo científico», expresó. En rigor, este informe se presenta cada año en estas fechas, y se elabora con criterios estadísticos inobjetables. Pero se sabe que la UCA tiene línea directa con las oficinas de Francisco en el Vaticano y de allí las suspicacias leídas desde del Gobierno.

El papa Francisco junto a un grupo de juristas que le presentaron un informe sobre el “uso selectivo de la Justicia” para inhabilitar líderes políticos en Sudamérica

El papa Francisco junto a un grupo de juristas que le presentaron un informe sobre el “uso selectivo de la Justicia” para inhabilitar líderes políticos en Sudamérica

Precisamente,desde el Vaticano llegó en estos días otra señal de desaliento para Macri. El abogado argentino Roberto Carlés, ex candidato kirchnerista a la Corte Suprema de Justicia, llegó a Roma junto a un grupo de juristas que lo acompañaba para presentarle al Papa un informe sobre el «uso selectivo de la Justicia» para inhabilitar líderes políticos en América del Sur.
Francisco no sólo recibió a este sector alineado con Cristina Kirchner sino que, según una nota de la publicación Vatican Insider, el Papa está preocupado por esta tendencia que afectaría el Estado de derecho en América Latina y que algunos analistas llaman»lawfare» o sea «guerras judiciales». Lo que en Argentina suele calificarse como judicialización de la política.

Para ser claros: en el Gobierno entrevieron en ello un nuevo gesto de apoyo del Papa a ex presidentes como Cristina Kirchner, Lula Da Silva, Rafael Correa o Dilma Rousseff, hoy acusados por diferentes casos de corrupción por la Justicia de sus respectivos países.

Para agregar a este combo vaticanista, Juan Grabois, el líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y dirigente social allegado a Francisco, se mostró en estos días junto a Cristina Kirchner con un mensaje directo hacia el Gobierno. «Voy a hacer lo que sea necesario para que Cristina gane», dijo en modo advertencia.

En una suerte de respuesta elíptica a este clima de crispación, el Gobierno anunció con entusiasmo este viernes que se oficializará la próxima semana una resolución por la cual «los establecimientos de gestión privada de propiedad o bajo la dirección de la Iglesia Católica» o de otras religiones podrán «percibir una contribución en concepto de sostenimiento de culto», para reemplazar gradualmente el aporte del Estado que recibe la Iglesia.
Fuentes eclesiásticas y de la Casa Rosada admitieron ante Infobae que si bien esta decisión ya se había acordado la idea de esta quita gradual del aporte estatal a la Iglesia, se iba a realizar en forma escalonada en los próximos cinco años.

En la Secretaría de Culto que lidera Alfredo Abriani aseguran que no hay ningún enfrentamiento con la Iglesia. «El aporte estatal no se retira, lo va a ir resignando la Iglesia más adelante. Lo que salió ahora es la habilitación para que la Iglesia pueda cobrar un plus por el sostenimiento a través de las escuelas que reciben un aporte estatal», intentó suavizar un allegado a Abriani. Claro que las Secretarías de Culto están en todos los gobiernos para amortiguar el impacto de las sacudones entre Iglesia y Gobierno.

El secretario de Culto Alfredo Abriani junto al Papa Francisco

El secretario de Culto Alfredo Abriani junto al Papa Francisco

Sin embargo, a la vista de tantos cortocicuitos recientes, muchos se preguntan por qué tanta premura del Gobierno en agilizar esta ruptura económica histórica de Iglesia-Estado. En la última reunión de la Conferencia Episcopal donde se anunció esa decisión de la Iglesia de separarse del aporte estatal quedó en claro que se iba a implementar recién hacia el 2020.

El próximo paso que dará la Casa Rosada será acelerar la quita de los aportes que recibe la Iglesia del Estado -unos $130 millones, según el presupuesto del 2019-, destinados a las asignaciones de los obispados, de seminaristas y parroquias de frontera.

Desde los movimientos sociales explican que la labor de algunos grupos piqueteros con la Iglesia se profundizará en adelante. «Creemos que es urgente la construcción de los consensos necesarios para el desarrollo integral de nuestra Patria. Hay que cambiar este modelo económico que aumenta la pobreza y la desocupación», dijo a Infobae Gildo Onorato, secretario de políticas sociales del Movimiento Evita y dirigente de la CTEP.

Desde este sector y de las agrupaciones como Barrios de Pie o la CCC coinciden en que hay un trabajo coordinado con Cáritas Argentina para el relevamiento de sectores desprotegidos en el conurbano. Esta tarea se reforzará el año que viene en medio de la campaña electoral.

«La Iglesia dialoga desde siempre con todos los sectores», se excusaron cerca de monseñor Ojea. Desde la Casa Rosada un colaborador de la ministra Carolina Stanley retruca: «Nada cambió. La Iglesia también nos criticaban en el 2016 y 2017. Acuérdese de la Pastoral Social de Mar del Plata con duros mensajes. Es parte del discurso de la Iglesia y sobre todo de la Iglesia de Francisco que es una iglesia social».

Todo indica que la relación entre Macri y la Iglesia continuará en un clima de tensión, contrapuntos, conflictos y armonías inestables. Después de todo, el Presidente nunca entrevió en la Iglesia a un aliado para su proyecto político sino más bien un escollo.

 

Fuente: Infobae

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