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Una familia de Mar del Plata decora su casa y contagia espíritu navideño hace 48 años

Cuando el famoso «Jingle Bells» comienza a ser el leitmotiv escuchado a cada paso, algo sucede en una casa de Mar del Plata. Una experiencia singular que, sin exagerar, podríamos decir que es única en el mundo. O al menos con muy pocos antecedentes. Cada diciembre, en Olazábal 2838, la familia Kroplis abre las puertas de su hogar para que niños, y no tanto, revivan el espíritu de la Navidad. Los Kroplis tematizan su propia vivienda con árboles, figuras, luces, efectos especiales, y hasta el sonido de los cascabeles que estimula la creencia de un Papá Noel cercano, acurrucado en su guarida antes de iniciar el reparto de regalos y deseos cumplidos. A varias cuadras del mar y apartada del casco céntrico, la residencia de los Kroplis bien podría ser la geografía de un cuento de Charles Dickens.

Es que, al igual que el autor inglés, esta familia también, a su modo, apelada a la Navidadcomo modo de resistencia al embate consumista y a la distorsión de las raíces profundas que sostienen esta celebración religiosa y
ecuménica.

Este sábado 15 de diciembre, a las ocho en punto de la noche, como desde hace 48 años, se encenderán las luces que iluminarán las estampas representativas y celestiales, y se comenzarán a escuchar los villancicos de fondo que acariciarán amorosamente a los visitantes. Una vez más, se pondrá en marcha la magia que la familia Kroplis regala a vecinos y turistas que se acercan a su propia residencia, convertida en la famosa Casita de Navidad marplatense visitada por miles de personas a esta altura del año.

Fuente: La Nación

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