La huella de Alfonsina Storni en Mar del Plata es imborrable: no sólo porque fue la ciudad que la vio partir un 25 de octubre de 1938, sino porque fue aquel lugar que visitó como inspiración, que recorrió con disfrute y en el que construyó una vida, afectos y gran parte de su historia como una de las poetas más destacadas de América.
Tan solo una semana antes de salir del pequeño hotel «San Jacinto» -en el que se alojaba cada vez que visitaba la ciudad- durante la madrugada para adentrarse en la escollera del Club Argentino de Mujeres, en Chacabuco y la costa, y arrojarse al mar, Alfonsina había llegado a Mar del Plata para dedicarse a escribir por última vez.
Esta vez, su escritura estaba avocada a dos objetivos. En primer lugar, redactar cartas para su único hijo, Alejandro, que recibió una última que ni siquiera respondía a la letra de su madre: es que Alfonsina necesitó ayuda de una empleada del hospedaje para poder responderle, dado que su enfermedad, un cáncer galopante, le estaba impidiendo escribir. Además de a él, le envió una misiva al escritor Manuel Gálvez, para garantizar que su hijo contaría con un buen pasar en su ausencia.
En segundo lugar, desde esa misma habitación escribió un poema premonitorio fechado en el 22 de octubre de 1938 y que llevó de título «Voy a dormir». Su último texto fue efectivamente expuesto por La Nación, a donde ella lo envió apenas terminado y donde se publicó el día después de su muerte.
Ese mismo día, su cuerpo fue encontrado por dos obreros flotando a 200 metros de la escollera de la que se había dejado caer al mar nocturno, que respondió a su pulsión en medio de un cáncer de mama que había reaparecido, a pesar de que en 1935 se le había extirpado un pecho por este mismo motivo.
En esa escollera quedo trabado uno de sus zapatos, razón por la cual se determinó que había sido el último lugar pisado por la poeta: en primera instancia se analizó su ingreso caminando al agua para dejarse absorber por las olas y la arena sin presentar resistencia, versión consentida por la letra de «Alfonsina y el mar», de Félix Luna.
«Por la blanda arena
Que lame el mar
Su pequeña huella
No vuelve más»
Adoptada argentina y devenida en una indiscutida representante marplatense, Alfonsina en realidad nació en Suiza en 1892. A sus cuatro años se mudó a Argentina para vivir primero en San Juan y luego en Rosario. Maestra y madre soltera desde su juventud, se mudó a Buenos Aires para buscar su sueño de convertirse en escritora. Lo logró a través de sus textos, sus columnas y sus libros, leídos y releídos hasta hoy.
«Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poeta de América.»
Rescatado el cuerpo de Alfonsina, un médico la reconoció en la Morgue de Mar del Plata. La noticia corrió, los diarios despidieron a «la gran poeta de América» y su hijo se enteró en Buenos Aires a través de un programa de radio. En el hotel creían que seguía dentro de la habitación, a la que ingresaron para encontrar una última nota: «Me tiro al mar«.
Su ceremonia fúnebre también tuvo lugar en la ciudad, en el Colegio Nacional que en ese entonces estaba ubicado en Hipólito Yrigoyen entre Bolívar y Moreno. Caída la noche, sus restos fueron trasladados al tren para ser velados al día siguiente también en el Club Argentino de Mujeres, en Buenos Aires.
Su cuerpo fue alojado durante años en Recoleta, pero desde 1963 reposan en el Recinto de las Personalidades o el Rincón de los Notables en el Cementerio de la Chacarita.
Fuente: MI8