Ser dueño de una vivienda sigue siendo una meta inalcanzable para muchos. Pero una nueva puerta se abre con fuerza desde el mundo cripto: la tokenización inmobiliaria. Este modelo permite invertir en fracciones reales de propiedades desde montos accesibles y con apenas unos clics. Gracias a esta posibilidad, cada vez más jóvenes están entrando a un mercado que antes parecía estar cerrado con llave. La idea es simple y poderosa: fraccionar una propiedad en pequeñas participaciones digitales, accesibles para cualquier persona. Gracias a la tecnología blockchain y los contratos inteligentes, ya no es necesario comprar un inmueble completo para empezar a generar ingresos por alquiler: basta con adquirir una fracción. “Cada token representa una porción concreta del activo, con derechos económicos reales, y puede comprarse, venderse o heredarse con la misma facilidad con la que hoy se transfiere una criptomoneda” explica Yohann Libot, CMO de RealT, plataforma que permite realizar este tipo de inversiones en todo el mundo. Este cambio no solo baja la barrera de entrada para millones de personas, sino que también acelera un mercado históricamente lento y burocrático. Comprar o vender una participación tokenizada puede llevar minutos, no meses. Además, la automatización de procesos reduce riesgos, asegura el cumplimiento normativo y garantiza el acceso a transacciones más asequibles. Lejos de ser una promesa futurista, este sistema ya está funcionando en mercados como el de Estados Unidos desde 2019, donde plataformas especializadas permiten invertir en bienes raíces desde cualquier parte del mundo. Imaginemos, por ejemplo, a un joven inquilino que compra tokens del edificio donde vive. Semana a semana recibe ingresos por su participación, elige si cobra ese dinero en monedas estables o lo reinvierte, y poco a poco va acumulando más fracciones. ¿El resultado? Podría llegar a convertirse en copropietario de la propiedad que alquila. “Este modelo pone en jaque la lógica clásica de “inquilino versus propietario” y redefine el acceso al ladrillo como un proceso gradual, flexible y democrático” afirman desde RealT.Si bien aún quedan desafíos por delante —especialmente en materia regulatoria—, todo indica que los marcos legales irán evolucionando para acompañar esta transformación. La integración de estas nuevas formas de propiedad ya no es una utopía, sino un proceso en marcha. Lo que hace una década parecía ciencia ficción —invertir en inmuebles desde una app y con montos accesibles— hoy es una realidad tangible, y cada vez más personas están dispuestas a aprovecharla. El futuro de la vivienda ya no se mide solo en metros cuadrados y escrituras. También se mide en tokens, fracciones y nuevas formas de pensar la propiedad. Una nueva era se está construyendo. Y esta vez, muchos más pueden tener las llaves. |