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Murió Toti Ciliberto: el humorista que venció la cocaína, pero no sus secuelas

El humorista dejó una huella en la TV, pero también un testimonio sobre los estragos de la cocaína. Su historia, un alerta sobre el costo de la adicción

La noticia de la muerte de Salvador “Toti” Ciliberto a los 63 años conmociona al mundo del espectáculo argentino. Recordado por su paso en “Videomatch” y su inconfundible estilo humorístico, el actor y comediante deja un vacío en sus compañeros y en el público que lo siguió durante décadas por TV.

Su fallecimiento se produjo tras una descompensación sufrida en las últimas horas del lunes, que derivó en un paro cardiorrespiratorio. Atrás de la risa que ofrecía al espectador, libró una batalla que lo marcó de por vida: la adicción a la cocaína, el enemigo silencioso que terminó apagando su luz demasiado pronto.

En una entrevista con Gastón Pauls para el programa “Seres Libres”, Ciliberto había confesado cómo la droga se filtró en su vida cuando transitaba el punto más alto de su carrera. “Empezó antes de Videomatch, una vez por semana; después, eran dos veces. Cuando llego al programa y la presión de hacer 40 puntos de rating, personajes, viajes… uno se engaña y cree que eso ayuda para mantenerse“, relató.

Lo que comenzó como una práctica ocasional pronto se transformó en una prisión de la que no podía escapar.

Maldita cocaína

A medida que su popularidad creció, también lo hicieron sus problemas. La cocaína no solo lo consumió físicamente, sino también emocionalmente. “Lloraba y consumía al mismo tiempo“, confesó, revelando el infierno personal que vivía mientras en la televisión hacía reír a miles.

Como muchos otros en su situación, Ciliberto se refugió en la droga buscando alivio del estrés y las exigencias del medio, sin darse cuenta de que ese escape lo estaba llevando al borde del abismo.

El humorista pudo salir del consumo tras una larga lucha. Su familia, en especial sus hijos y su exesposa, fueron fundamentales en su recuperación, al igual que su fe.

Si no me sacaba el Señor, yo nunca hubiera salido de ahí“, reconoció. Sin embargo, las secuelas del abuso de sustancias ya estaban marcadas en su organismo. A pesar de haber logrado dejar la cocaína, su cuerpo arrastraba las consecuencias de años de deterioro, que finalmente lo llevaron a su trágico desenlace.

“Estamos todos destrozados. Hace un día y medio que estamos con los muchachos hablando con su actual pareja y con el hijo. Él había tenido un problema hace tres o cuatro meses y nos enteramos ayer [por este lunes] que se había descompensado a la noche. Lo internaron de urgencia. Ayer a la tarde estaba mejor, pero en la madrugada entró en paro [cardiorrespiratorio]“, contó De Clay en diálogo con TN visiblemente afectado por la noticia de la muerte de su ser querido.

Era tal la cercanía que tenía con su colega humorista, que lo describió como “mi hermano, el mejor amigo de todos”.

Las drogas, los medios y en especial la TV

Su fallecimiento pone una vez más en primer plano el devastador impacto que la cocaína tiene en la vida de quienes caen en sus redes.

La industria del entretenimiento, con su ritmo frenético y presiones constantes, fue y es cuna de numerosos casos similares, donde la droga se presenta como una solución momentánea, a veces tildándola de inocua y “propiciadora de creatividad”, pero termina siendo una condena. Ciliberto logró salir, pero el daño ya estaba hecho.

Su historia es una muestra dolorosa de que la cocaína no discrimina entre fama o anonimato: su poder destructivo es absoluto.

El humorista dejó una huella imborrable en la televisión argentina, pero también un mensaje claro sobre el peligro de la adicción. La risa que tanto regaló a los demás quedó opacada por el fantasma de una sustancia que, años después de haberla dejado, terminó cobrándose su vida.

Fuente: Infocielo

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