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Avanza en el Concejo el proyecto para prohibir el uso del celular en clase en escuelas primarias municipales

La Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Educación del Concejo Deliberante debatió el proyecto de ordenanza presentado por la concejal de Unión por la Patria (UP), Mariana Cuesta, para prohibir el uso de celulares dentro de las aulas en escuelas primarias municipales. El proyecto quedó en comisión y será tratado nuevamente la semana que viene, con conclusiones positivas de parte de los integrantes para que, eventualmente, llegue al recinto.

Cuesta ingresó el proyecto en agosto de este año y todavía resta que pase por la Comisión de Legislación, Interpretación y Reglamento. El objetivo es «regular el uso de teléfonos celulares en los establecimientos educativos municipales de nivel primario del Partido de General Pueyrredon».

En el siguiente artículo se aclara que la prohibición sería durante el horario de clases, «salvo cuando sean requeridos por el personal docente para fines educativos específicos». Además, propone crear una campaña para concientizar acerca de los efectos que causa el uso de celulares en niños.

Gustavo Pujato, concejal de la Unión Cívica Radical (UCR) y presidente de la comisión, sostuvo que los informes realizados por las Secretarías de Salud y Educación arrojaron que «no es bueno el uso de telefonía celular en escuelas de educación primaria», pero que en su bloque «sonaba fea» la palabra «prohibir».

El concejal de la Coalición Cívica ARI, Guido García, expresó que, si bien entienden que lo que plantea el proyecto es limitar el uso de los teléfonos en clase y que el docente tenga la potestad de autorizarlo o no, «en el artículo 2 se habla de prohibir». «Es ahí donde pensamos que una herramienta bien usada puede ser valiosa, y los paradigmas van cambiando», dijo, además de proponer que el documento quede en comisión para continuar con su análisis.

Tras esa observación, Cuesta defendió su proyecto. «Cuando presentamos el proyecto debatimos lo de prohibir porque es una palabra fuerte y fuimos a la legislación en distintos lugares del mundo, pero pensamos la pregunta al revés: ¿Por qué un estudiante de nivel primario debiese usar el celular en la escuela? ¿Cuál sería el beneficio pedagógico de que un chico de nueve o diez años utilice el celular en la escuela?», preguntó.

«La evidencia científica y la neurociencia nos lleva a que se utiliza el celular para el aula, y pasa que todo el tiempo se interrumpe la atención, porque llegan notificaciones de distintas aplicaciones. Eso hace que la atención sea fragmentada, por espacios pequeños. Lo que descubrió la neurociencia es que la atención fragmentada no permite aprendizajes profundos», indicó.

Cuesta admitió que «prohibir suena fuerte», pero manifestó que ya existe sobrada evidencia científica que demuestra que la utilización de los móviles en clase es contraproducente para estudiantes del nivel primario. «Igualmente, decimos que si hay un objetivo pedagógico, la docente puede proponerlo», añadió.

La concejal de UP fundamentó su postura en proyectos similares presentados por su partido y la UCR en el Senado provincial y por el PRO en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde ya rige esta medida tanto en el Primario como en el Secundario.

«Hicieron una encuesta y el 54% de los alumnos afirmó prestar más atención tras la medida y el 47,4% dijo conversar más con sus amigos. Esto es importante porque hay problemas de relación, en los recreos se ve que muchos están sentados mirando el teléfono. Esta medida tuvo un impacto rápidamente: el 22,9% expresó sentirse más tranquilo y el 17,5% juega más con sus compañeros», sostuvo. Además, agregó que un 23,5% de los docentes afirmó que los alumnos están más atentos en clase con esta metodología.

«Entiendo que prohibir genere una sensación que puede no gustar, pero piénsenlo como que esto es un límite. Hay que poner límites, porque un nene de primaria no puede tener autocontrol en el uso del teléfono celular. Poner límites es cuidar, porque no tiene ningún bien que esté el celular en la escuela. También se distorsiona el lenguaje, que es una de las consecuencias de la pandemia», explicó.

La concejal Valeria Crespo, también de UP, indicó que las nuevas herramientas tecnológicas han modificado la forma de enseñanza y de relacionarse, pero expresó que «hay evidencia científica de que está perjudicando el aprendizaje y las relaciones».

«No es el objeto de este proyecto prohibir que los niños lleven el teléfono al colegio o que estén incomunicados con sus padres. Por el contrario, se trata de prohibir ese uso durante la hora de estudio, con la salvedad de si es necesario para nuevas formas de aprendizaje. Pero tiene que estar bajo la mirada del docente», afirmó.

La postura del resto de los espacios
Por su parte, el concejal Daniel Núñez (UCR) compartió que «no lo condiciona» el término «prohibir», sino que cree que lo mejor es que esta medida se implemente a través de una resolución y no en forma de ordenanza. «Si esas decisiones fracasan se pueden volver atrás rápidamente, pero cuando legislamos a través de una ordenanza condicionamos mucho más», dijo.

En ese sentido, agregó: «Los chicos trabajan con Inteligencia Artificial y robótica, y muchas veces requieren el celular, que no deja de ser una herramienta más en el aula. Si lo limitamos por una ordenanza y las autoridades nos lo piden de vuelta, tenemos que discutir si abrogar o no una ordenanza».

Al igual que el resto del cuerpo, se mostró a favor del proyecto pero votó por dejarlo en comisión, ya que considera que le falta «un proceso de maduración y de discusión» junto con quienes elaboraron los informes, pero no busca que se archive.

La concejal de Vamos Juntos, María Florencia Ranellucci, también apoyó la iniciativa, pero con algunas observaciones.

«Es una problemática que nos llega y hay que tomar acciones. La ciencia y los resultados dan señales de que no es beneficioso el uso de teléfonos en chicos de primaria y no acompaña el desarrollo educativo de los niños. Hay otras herramientas que ayudan más, como las tablets y las computadoras», opinó.

Por lo tanto, Ranellucci afirmó que hay que avanzar con el proyecto, pero al mismo tiempo tener en cuenta que la educación está en medio de «una modernización, que cambia todo el tiempo» y se desconoce si en el futuro se mantendrá este paradigma. «No hay que cerrarnos y hay que tener una norma lo más abierta posible, siempre velando por la educación, pero para que los chicos tengan las mejores herramientas», añadió.

El otro concejal de Vamos Juntos que integra la comisión, Cristian Beneito, aportó su visión desde el lado de los maestros. «Es importante el tema de la educación y del respeto, dado que delante están los docentes, que tienen el problema de que los alumnos usan el celular y no prestan atención. Entonces, el docente tiene que abocarse a que, en un corto período, les entre el conocimiento dado que no tiene el tiempo suficiente por la utilización del teléfono», manifestó.

Por su parte, Cuesta volvió a tomar la palabra y concluyó que, de aprobarse, esta ordenanza podría convertirse en «una norma anticipatoria de nuevos problemas que tengan las escuelas». «Este fenómeno no se está dando en los niños de primero, segundo y tercer grado, sí en quinto y sexto por las edades, pero el comportamiento social hace que cada vez vayan teniendo desde más chicos su propio celular», dijo.

El proyecto volverá a tratarse la semana que viene en la misma comisión y luego pasará la Comisión de Legislación, Interpretación y Reglamento. De llegar a un acuerdo, podría ser tratado en una de las futuras sesiones del Concejo Deliberante.

Fuente: Mi8

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