Se retomará el lunes 27 de mayo a las 9:30. La ex presidente está acusada de direccionar la obra pública de Santa Cruz para favorecer a Lázaro Báez. Julio De Vido es otro de los imputados que enfrenta al tribunal
A las 12:13 comenzó formalmente el primer juicio oral contra Cristina Kirchner por hechos de corrupción. Uno de los secretarios del Tribunal Oral Federal 2 comenzó a leer la acusación que pesa contra la ex mandataria y el resto de los imputados, entre ellos Julio De Vido y Lázaro Báez.
Luego de casi tres horas, los magistrados decidieron finalizar la jornada y pasar a un cuarto intermedio hasta el lunes 27 de mayo a las 9:30, día en el que los acusados deberán volver al banquillo para seguir escuchando la lectura de los hechos y delitos que se les imputan.
La audiencia fue solamente para leer apenas 100 de las 584 páginas de la acusación de los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques. Fue con una sala en silencio y un clima de cansancio y aburrimiento.
Comenzó con tensión. El juez Gorini le indicó al secretario del tribunal que empezara a leer la acusación pero Maximiliano Rusconi, abogado de De Vido, dijo que quería hacer un planteo. Gorini no lo dejó. Se hablaban encima y subieron el tono de voz. Rusconi decía que el momento de hacerlo era ese, Gorini que el Código establece el momento oportuno.
Fueron dos horas y 45 minutos de lectura. Después, a las 15:00, el juez Gorini anunció que el juicio continuaría el lunes a las 9:30 horas. Las defensas no pudieron hacer los planteos. «Nos apagaron los micrófonos. El estado de derecho está aniquilado», dijo Rusconi.
Saco azul, pollera al tono y camisa clara, Cristina Kirchner se sentó en la última fila de la sala. A su lado se ubicaron sus abogados, Carlos Beraldi a su izquierda y Ary Llernovoy a su derecha. Detrás de ellos está el vidrio que separa a los protagonistas del proceso que los invitados que están en la sala, la mayoría de ellos dirigentes políticos que fueron designados por la ex jefa de Estado.
Dos filas adelantes de la compañera de fórmula de Alberto Fernández, se encontraban De Vido y Báez. La ex mandataria no los saludó. Ni siquiera hubo un cruce de miradas.
La ex jefa de Estado y actual senadora Cristina Kirchner partió a las 11:14 desde su departamento de Juncal y Uruguay, en el barrio de Recoleta, con destino a los Tribunales de Retiro.
En medio de forcejeos, Cristina Kirchner se hizo paso por el cordón humano de militantes y periodistas que la esperaban en la vereda de su departamento, para subirse al Chevrolet blanco que la trasladó hacia Comodoro Py 2002.
Veintitrés minutos más tarde, la ex mandataria ingresó a Comodoro Py con su auto –custodiada por dos motos de la Policía Federal– por un acceso lateral lindero al edificio del Correo Argentino.
Afuera, pocos militantes se agruparon para acompañar a su líder a los Tribunales. Algunas banderas argentinas y unas pocas sombrillas de la agrupación La Cámpora se alzaron sobre las vallas de seguridad cuando llegó el vehículo de CFK.
Según la imputación, desde su gobierno se le asignaron contratos de manera presuntamente irregular al empresario Lázaro Báez. Esta primera jornada del juicio en el que está procesada por asociación ilícita, comenzó con el inicio de la lectura del requerimiento de elevación de los fiscales Pollicita y Mahiques. Se cree que ese trámite llevará por lo menos cuatro audiencias.
Este primer juicio que se le sigue, junto a otros doce acusados, se relaciona con la adjudicación de 51 obras públicas a empresas vinculadas al detenido Báez durante el kirchnerismo, en la provincia de Santa Cruz.
Estas adjudicaciones habrían sido irregulares y la mayor parte de las obras quedaron inconclusas pese a que se pagaron en su totalidad, entre otras acusaciones.
El expediente cuenta con 60 cuerpos y está previsto que declaren 160 testigos, entre los que se encuentra Alberto Fernández, su compañero en la fórmula presidencial que ella misma anunció el sábado pasado y donde irá como vicepresidente.
Esta mañana, la ex mandataria aseguró que el juicio por la causa Vialidad «se trata de un nuevo acto de persecución» que tiene por objetivo «colocar a una ex presidenta opositora a este gobierno en el banquillo de los acusados en plena campaña presidencial».
Desde temprano se concentraron en el hall central de Comodoro Py referentes políticos kirchneristas para brindarle su apoyo. Varios lograron ingresar a la sala de audiencias para presenciar el debate, entre ellos, Oscar Parrilli, Carlos Tomada, Diana Conti, Hebe de Bonafini y Martín Sabbatella. Otros siguieron el proceso desde afuera.
El Tribunal Oral Federal Número 2 (TOF2) asignó 67 lugares para los invitados que en principio se irán rotando. Además, en la Sala AMIA hubo espacio para más de 60 periodistas, en el segundo piso.
Fuente: www.infobae.com