Desde que el Santo Padre instituyó la Jornadas Mundial de los Pobres, hace tres años, el padre obispo, junto a la Iglesia Catedral y la parroquia La Asunción organiza una misa a las 12 y luego un almuerzo con los más pobres de la ciudad.
La Jornada Mundial de los Pobres tendrá en la ciudad su máximo evento el sábado 23 de noviembre en la Parroquia de la Asunción, organizada por la Diócesis y la obra Lumen
Este año se realizará una jornada especial durante el sábado aprovechando la iniciativa de un movimiento de jóvenes de Brasil, llamado Obra Lumen, que ya están colaborando en la ciudad, recorriendo las periferias y tomando contacto con las personas en situación de calle. Ellos están invitando a los más pobres a estas jornadas. Un transporte los llevara a la parroquia La Asunción. La actividad comenzará con un desayuno a las 9hs con voluntarios de la parroquia, luego habrá actividades de reflexión y recreación. Posteriormente el Obispo Mestre oficiará una Misa con los Pobre y luego de servirá un almuerzo. Se estima que participarán más 60 personas de toda la ciudad y que vivirán una experiencia de encuentro con la comunidad, con el Obispo y con Dios. De este modo la Iglesia de Mar del Plata, como un signo de celebración, corona el trabajo que durante todo el año realiza con los más necesitados a través de las distintas pastorales y obras de misericordia.
El padre Obispo Gabriel Mestre hizo una reflexión sobre las jornadas que se realizarán en la Asunción y dijo que con este evento “bajo el lema con Dios hay manera, queremos testimoniar que para nosotros los pobres significan la presencia de Jesús, por eso les pido a todos que tengan un corazón sensible, misericordioso y samaritano con el hermano más pobre y necesitado. Agradezco de corazón la entrega generosa de tantas personas, grupos, movimientos e instituciones que a lo largo y ancho de la diócesis y durante todo el año se preocupan por descubrir en el hermano pobre el rostro de Jesucristo y poder asistirlo y acompañarlo”.
Recordemos que domingo 17 de noviembre pasado se celebró en todo el mundo la III Jornada Mundial de los Pobres con el lema, «La esperanza de los pobres nunca se frustrará» (Sal 9,19). «A veces -recuerda el Santo Padre- se requiere poco para devolver la esperanza: basta con detenerse, sonreír, escuchar. Por un día dejemos de lado las estadísticas; los pobres no son números a los que se pueda recurrir para alardear con obras y proyectos. Los pobres son personas a las que hay que ir a encontrar: son jóvenes y ancianos solos a los que se puede invitar a entrar en casa para compartir una comida; hombres, mujeres y niños que esperan una palabra amistosa. Los pobres nos salvan porque nos permiten encontrar el rostro de Jesucristo».