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Locura centennial por Twenty One Pilots, la banda más esperada del Día 1 del Lollapalooza 2019

La jornada del viernes terminó con la disco al cielo abierto de Steve Aoki, sorprendió con un reflexivo Post Malone y conformó a los fanáticos de Interpol

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Rápido y furioso, Steve Aoki tomó el público caliente que dejó Twenty One Pilots y transformó al Hipódromo de San Isidro en una fiesta desenfrenada de música electrónica. Basado en las visuales de su reciente Neon Future, Aoki sorprendió a todos subido a una tarima enfundado en una camiseta de Boca Juniors, justo la 7 de Cristian Pavón, el jugador más veloz del equipo
de La Ribera.

De inmediato, la melodía de una versión vertiginosa de «Bella Ciao» terminó por incendiar a los que vinieron a buscar baile al Lollapalooza. «¡Hola Argentina, los amo! Están listos para volverse locos», lanzó. El final de un día agitado estaba en sus manos y supo cómo manejarlo.

Bajo la mirada atenta de Kamasi Washington y su banda, quienes habían tocado más temprano en ese mismo escenario 1, Twenty One Pilots hizo su aparición en medio de columnas de luz y un auto prendido fuego que permaneció encendido durante un buen rato, calentando aún más a la tribu amarilla.

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«Es por ellos, por el color que usan en el último video, nos avisamos entre
todos los fans por redes sociales y así vinimos con algo amarillo», cuenta Ariana, que viajó desde Lomas de Zamora para llegar al predio a las 8 de la mañana y así poder estar cerca de la valla. La lomense de 16 años no tuvo suerte, esas prácticas no corren en el Lollapalooza, los escenarios y los artistas rotan, la valla no es de nadie y es de todos.

El cantante Tyler Joseph, de pasamontañas, abrió con «Jumpsuit», una de Trench (2018), su disco más reciente y luego cantó «Headens» de Suicide Squad (2016), que el público repitió frase por frase como un eco. Se movió por el escenario como un bandido, pero no hizo más que robar suspiros: sus seguidoras los aman.

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Una voz que sonó como en off avisó: «Lollapalooza Argentina, gracias por invitarnos a su festival, quiero tomarme un momento para presentarles a su baterista favorito… Al menos por la próxima hora: Joshua Dun».

Después de eso, Tyler volvió a aparecer de bata floreada, ukelele en mano y anteojos negros con marco blanco, como si unas buenas (y cortas) vacaciones en bambalinas le hubieran venido muy bien. El fuego del coche ya estaba apagado, el clima había cambiado.

Como magos del entretenimiento, los Twenty One Pilots que son un dúo -pero parecen mil- no escatimaron en entretenimiento. Tyler caminó entre el público por una pasarela que de lejos daba la impresión de ser inexistente mientras cantaba «Holding On To You».

Se lo veía como una especie de Moisés al que no le hizo falta separar las aguas. Él fue por encima, y estuvo todo bien. Más tarde, Dun tocó la batería para el «olé, olé, olé», tan típico argentino, y terminó con agua en los parches mientras juntos, de camiseta celeste y blanca despedían a la gente al filo de la valla.

Los de Ohio no fueron los únicos en apelar a los colores patrios. Un rato antes, el extraño Post Malone había aparecido en el escenario 2 con una remera de la selección argentina intervenida con negro y el número 13, y un pantalón que decía «Post» en una pierna y «Malone» en la otra. Estando él solo en el escenario, con una pista de fondo y el juego de luces no había dudas de quién se trataba, pero lo que abunda no daña.

«Tomé unas cuantas cervezas y tengo miedo de pudrirla», dijo en un momento y se rió mientras tocaba la guitarra criolla, el único instrumento, además de su voz que se vio arriba del escenario.

Después, Post Malone se prendió un pucho y, ya cómodo del todo, se abrió un poco la campera para terminar de mostrar que, además de la cara, los brazos y el cuello, también tiene tatuajes en el pecho.

Austin Richard Post no se fue sin antes tirar un mensaje: «Argentinos,
sólo quiero decirles que ustedes pueden hacer lo que quieran porque Argentina rockea. Así que no dejen que nadie decida por ustedes».

Como corolario, se tiró a la gente en plan mosh suicida y aunque no se sabe bien cómo salió, nadie podrá negar que el estadounidense de 23 años lo dio todo.

Más temprano, Interpol ofreció un show sobrio, como su post punk. Los neoyorkinos tocaron un buen rato y recorrieron en una docena de canciones («Evil», «Fine Mess», «The Rover» y final con «Roland») en un recorrido por su carrera, que comenzó en Nueva York hace más de dos décadas.

Colorido arriba y abajo del escenario, el viernes tuvo de todo en la primera fecha del Lollapalooza Argentina que continúa mañana con Fito Páez, Arctic Monkeys, Lelé, Sam Smith y Tiësto.

Fuente: www.infobae.com

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